Las amigdalitis agudas o faringoamigdalitis es una de las causas más frecuente de consulta en pediatría. “Me han dicho que tiene placas”, “este niño siempre está con anginas” “El pediatra me comenta que tiene la garganta roja”, “Pero doctor… ¿es vírica? ¿Es bacteriana?” Os suena, ¿Verdad? Las amigdalitis agudas, faringoamigdalitis o faringitis son infecciones de la garganta que producen inflamación, dolor, fiebre, aumento de los ganglios del cuello (adenitis) y enrojecimiento de la faringe.

¿Quién las produce?

Son producidas en un 60-70 % de las ocasiones por virus. En el 30% restante son las bacterias las causantes, fundamentalmente el Streptococcus pyogenes.

¿Y en qué se diferencian? 

-Las amigdalitis víricas son las más frecuentes, los síntomas suelen ser más leves. Es habitual encontrar una garganta muy enrojecida, a veces con vesículas; tendrán también moco, en ocasiones estornudos, fiebre y tos. Al ser víricas NO se tratan con antibióticos. La evolución es benigna, se curan en pocos días y no tienen complicaciones. Este tipo de infecciones son propias de los niños más pequeños, los menores de 3 años.

-Las amigdalitis bacterianas, que representan únicamente un 30% de todas las infecciones de garganta, son excepcionales en niños menores de 3 años. Suelen presentar fiebre elevada, dolor intenso de garganta, mal aliento y de forma muy habitual, las famosas “placas de pus” sobre las amígdalas. Sólo en esta situación las trataremos con antibióticos. El tratamiento de elección es la penicilina/amoxicilina oral cada 12 horas durante 10 días.

Habéis leído bien, 10 días. Sé que os resulta muy pesado darles el antibiótico tantos días seguidos pero es importante su cumplimiento.  En el nuevo protocolo del Grupo de Vías respiratorias de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria de hacen una puntualización importante: cito textualmente “duración del tratamiento de 10 días para erradicar el estreptococo sobre todo en caso de faringoamigdalitis de repetición, brotes de escarlatina, hipertrofia amigdalar severa, convivencia con enfermos con fiebre reumática o pacientes inmunodeprimidos, aunque pautas más cortas son suficientes (7-10 días) para conseguir la resolución clínica, evitar la fiebre reumática, reducir el riesgo de resistencias antimicrobianas y minimizar el riesgo de efectos adversos”

Si no completamos los 10 días, tenemos mucho más riesgo de generar resistencias y de que en pocos días el niño recaiga de nuevo. Además, exponemos a nuestros hijos a sufrir las complicaciones de la bacteria que originó la amigdalitis (la mayor parte de las veces el Streptococo Pyogenes)

¿Qué complicaciones puede tener una amigdalitis bacteriana?

 -Complicaciones supurativas: En menos de un 2 % de los casos se pueden complicar con otitis media, sinusitis aguda, absceso periamigdalino, mastoiditis y, excepcionalmente, absceso retrofaríngeo o síndrome de shock tóxico.

-Complicaciones no supurativas: Excepcionalmente pueden desarrollar fiebre reumática, glomerulonefritis (enfermedad del riñón) y artritis reactiva.

¿Cómo se diagnostican?

Habitualmente con los síntomas que nos contáis y la exploración de la garganta suele ser suficiente. Cierto es que en ocasiones no es fácil porque consultáis muy pronto o porque los signos clínicos no son tan claros.

Me encantaría que todos los niños de mi consulta saliesen con un diagnóstico claro el primer día de acuden a verme. Pero en muchas ocasiones no es posible y así os lo intento explicar.

Si lleva pocas horas con fiebre, difícilmente habrá desarrollado ya, las famosas “placas” que nos sugieran una bacteria y nos animen a poner el antibiótico. En estos casos siempre os solemos decir:

Dale un par de días a ver cómo evoluciona, trata el malestar y el dolor con paracetamol y si en 2 días sigue con fiebre o los síntomas empeoran, vuelve”.

 

No hay que tener prisa por ponerle el antibiótico. Ya habéis visto que solamente un 30% de estas infecciones son bacterianas y por tanto necesitarán la penicilina/amoxicilina.

Lo más frecuente es que se trate de una amigdalitis vírica y en 3 días los síntomas mejoren.

No por empezar antes con un antibiótico la evolución será mejor, a veces lo estropeamos.

¿Hay alguna prueba que me confirme la causa de la amigdalitis?

Sí, a través de un cultivo faríngeo (se recoge una muestra de saliva de las amígalas con un bastoncillo especial) o del test rápido de detección antigénica de Streptococcus pyogenes.

“Mi hijo coge muchas anginas, está todo el año con el mismo problema”. Ojo con estos niños, en ocasiones algún miembro de la familia es portador asintomático de la bacteria y periódicamente contagia a su hijo o a su hermano y ese es el motivo de las recurrencias. Consulta con tu pediatra, un simple cultivo de la garganta de sus padres o hermanos nos puede sacar de dudas.

“¿Deberíamos quitarle las anginas y así muerto el perro, muerta la rabia?”

Antiguamente se quitaban las amígdalas con una facilidad pasmosa ¿verdad? Con demasiada facilidad, diría yo. Hoy por hoy hay unos protocolos establecidos para operarles.

Pensad que los niños pequeños nacen con unas amígdalas muy grandes ya que es la primera barrera defensiva con la que se encuentran los gérmenes en la garganta. A medida que se van haciendo mayores, el tamaño de las amígdalas va disminuyendo; además, los niños van fortaleciendo su sistema inmune y no enferman tanto.

No tengáis prisa. De hecho, actualmente, ya no se quitan las amígdalas por completo, sino que en los niños en los que está indicado, se les reduce un poco el tamaño; pero se les tiende a dejar algo de tejido amigdalar en garganta para que siga cumpliendo su función protectora.

¿Y cuáles son las indicaciones de operar unas amígdalas?

  1. Amigdalitis o adenitis (inflamación de los ganglios del cuello acompañado de fiebre) de repetición:
  • 7 o más episodios de amigdalitis aguda al año
  • 5 episodios al año en los últimos 2 años.
  • 3 episodios al año en los últimos 3 años.

No obstante, cada caso debe ser evaluado en particular valorando si los procesos trastocan la vida diaria del niño con importante absentismo escolar, si hay problemas de crecimiento no justificables por otros motivos, si los procesos están correctamente tratados con antibióticos y si están bien documentados por parte de su pediatra.

  1. Problemas obstructivos: Niños roncadores que al hacerles un estudio del sueño (Polisomnografía) se objetivan APNEAS (Pausas en la respiración).

Importante es preguntarles a los padres si el niño ronca, si ronca cuando no está acatarrado y si al roncar hace breves paradas en su respiración. Si así fuese no dudes en consultarlo con tu pediatra.

Resumiendo:

  • Los niños menores de 3 años excepcionalmente tienen amigdalitis bacterianas (“Placas”), suelen ser víricas.
  • Si tu hijo empieza con fiebre y dolor de garganta, siempre que tenga un buen estado general, comienza con un poco de paracetamol para aliviar los síntomas. Dale uno par de días. La mayor parte de las veces son víricas y no necesitarán antibióticos.
  • Si tras los 3 días de rigor no mejora, empeora, tiene más dolor, incluso llegáis a observar las famosas “placas” en su garganta, consulta con tu pediatra.
  • Una vez empezado el antibiótico, complétalo, no te arriesgues. Recuerda que son 10 días.

Os prometo que esta tarde me he sentado aquí para daros unas pinceladas de lo que son las amigdalitis, pero sin darme, cuenta os lo he contado TODO, bueno, casi todo.

Apenas hemos hablado de la fiebre. La fiebre, la fiebre… Cuántos quebraderos de cabeza, ¿Verdad? Si no lo habéis hecho ya, no dejéis de leer el artículo de verdades y mentiras de la fiebre, un imprescindible para abordar con éxito el invierno.

¡Hasta la próxima!

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