Hace unos días llegó hasta mí este emocionante vídeo que me dio mucho qué pensar, de hecho, no es la primera vez que hablo de este tema. Recordáis el post “De madre abnegada a mala madre”, ¿Verdad?

Traemos al mundo a nuestros hijos y desde ese mismo instante nuestra vida da un giro. La inmensa mayoría de las veces es un giro de 180º. El mío fue así.

mi hijo roncaTu vida cambia, tus rutinas desaparecen para dar paso a otras nuevas, tu sueño nunca vuelve a ser el mismo, tus aficiones, tu tiempo libre… ¿Tiempo libre, he dicho?

Tus amistades incluso, en ocasiones cambian; por cambiar, cambia hasta la forma de relacionarte con tu familia.

En todo ese proceso uno va dejando cosas para incorporar otras muchas. Nada es mejor ni peor que antes, tu vida está en continuo movimiento, en continuo cambio y transformación. Y de pronto un día uno se da cuenta que ya no es el que era.

En la adolescencia viajamos por la vida libres de equipaje, felices, con ansia de vivir, de VIVIR de verdad, con deseo de experimentar, de probar. Reímos, lloramos, amamos intensamente…y todo ello sin lastres, sin culpas. Somos absoluta y verdaderamente libres.Coaching Lucia mi pediatra

Los años van pasando, tienes hijos ¡Qué experiencia más maravillosa! y una, dos, tres, incluso 4 criaturas dependen en exclusiva de tus cuidados. Tu vida pasa a ser la de ellos. Es entrega, es generosidad, es esencia, es pureza, es AMOR sin condiciones.

Pero el tiempo avanza inexorablemente aunque no nos demos cuenta y un día cualquiera sentada frente al ordenador, o esperando en una salita de espera con tu móvil en la mano, te topas de bruces con esto:

https://youtu.be/0to5A4UwUVo

¿Cuál es tu pasión? ¿Cuál era tu pasión? ¿Por qué lo dejaste? ¿Por qué no vuelves?

Si buscas en tu interior y rescatas esos trocitos que aún quedan del joven que fuiste y te lanzas de nuevo en busca de aquellas emociones olvidadas, descubrirás que seguimos vivos, que seguimos deseando sentir y vivir intensamente.

¡¡¡Que merece la pena!!!

Así que tras leer y ver este vídeo, y una vez apartes durante dos minutos a tus niños de tu cabeza, hazte estas preguntas…

Yo lo hice y lo tengo claro. ¿Y tú?

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