En mi última guardia recibí a un niño de 11 meses que se había caído por unas escaleras mientras jugaba con su tacatá. Tremendo susto se llevaron los padres que entraron por la puerta de Urgencias con apenas un hilo de voz y los nervios a flor de piel.
– Me despisté 2 segundos, solamente dos segundos- repetía una y otra vez su madre entre lágrimas.
El niño venía en brazos de su padre que lucía una camisa manchada con la sangre de su hijo. Resultado final: Labio partido, uno de sus dientecitos rotos y poca cosa más. Tuvo suerte. Pudo haber sido mucho peor.
La Asociación Española de Pediatría no puede ser más contundente al respecto: “¿Cual es el mejor tacatá? El que no se usa.”
- Entre un 12 y un 33% de los niños que utilizan un andador sufrirán un accidente.
- El riesgo de caerse por unas escaleras se multiplica por 4 con respecto a los niños que no lo utilizan
- Tienen el doble de riesgo de sufrir un traumatismo craneoencefálico y de fracturas de brazos y piernas.
- Mayor riesgo de quemaduras e intoxicaciones.
- Los niños que utilizan andadores tardan más en andar por un retraso en su desarrollo motor.
- Por todos estos motivos en Canadá está prohibida su publicidad y su venta.
Pensad que los andadores los utilizan los niños cuando aún no saben andar, entre los 7 y los 12 meses.
Es en esa fase donde nuestros hijos han de estar en el suelo: gateando, los que gateen; reptando, sentándose, levantándose, midiendo sus movimientos, mirándose los pies cuando dan sus primeros pasitos, ejercitando sus músculos, estableciendo sus puntos de referencia y desarrollando su equilibrio.
Si en esa edad no saben andar es precisamente por eso, porque antes han de experimentar todo esto.
Si les ponemos en un tacatá nos saltamos una fase vital en su desarrollo motor. Además el niño al estar apoyado con sus manos para caminar, establecerá unos puntos de equilibrio erróneos, que no son los que luego necesitará para iniciar la marcha por sí mismo.
¿Y por qué tiene mucho más riesgo de sufrir accidentes?
Porque avanzan a una velocidad mucho más rápida de lo habitual, tiene acceso a cosas y objetos con más facilidad y aunque pretendamos estar pendientes de ellos sin apartar la vista ni un instante, es inevitable despistarse 2 segundos para coger el teléfono, para apagar el horno o para cerrar una puerta… Esos 2 segundos es el tiempo necesario para que nuestro hijo se caiga por unas escaleras o se golpee contra una estantería y le caiga un objeto pesado encima.
La Academia Americana de Pediatría es aún más contundente y propone:
1. Prohibir la fabricación y venta del andador para niños.
2. Educar a los padres sobre la ausencia de beneficios y los riesgos demostrados, sobre todo en
relación con las escaleras.
3. Programas comunitarios de recogida de andadores y reciclaje de sus materiales.
4. No permitir el uso del andador en los centros autorizados para el cuidado de niños.
Así que la próxima vez que algún amigo o familiar te pregunte ¿Quieres que le regalemos un tacatá?
Le puedes decir:
- Invítanos a comer y lo discutimos! 😉
No te llevarás el tacatá, pero habrás disfrutado de una estupenda comida con la mejor compañía.
¡Yo, no lo dudaría!