El niño que miraba a la luna.
Era un miércoles por la mañana, debería estar pasando consulta viendo a un niño tras otro, pero aquel día decidí colgar el cartel de “cerrado”. La ocasión bien merecía cogerme el día libre. La clase de mi hijo se iba de excursión y necesitaban a dos voluntarios que les acompañaran.
Me encantó salir de mi ambiente para verle en el suyo. Os sorprenderíais si vieseis a vuestros hijos cómo se comportan fuera de casa, fuera de vuestro entorno conocido y rodeados de “su gente”, que no siempre es la nuestra.
Le miraba de reojo y tuve la oportunidad de ver cómo se relacionaba con sus compañeros, de qué hablaban, cómo se expresaba. Descubrí que de cada 5 palabras, una era “tío” o “chaval”. “Parece que mi hijo se está haciendo mayor“-pensé. Aunque aún recuerdo su orgullosa y tierna mirada al saber que yo había sido una de las “madres elegidas”.
Entre toda aquella marabunta de niños, había uno que miraba a la luna. No me hizo falta mucho tiempo para darme cuenta que era “especial”. Carlos, mi hijo, me lo confirmó cuando me acerqué a su compañero a preguntarle cómo se llamaba.
– Mamá, no te va a contestar. Le llaman “el mudito”. Nadie quiere jugar con él porque es muy aburrido.
No me gustó lo que escuché, pero no era el momento de darle una de mis charlas, así que decidí mantenerme junto a la profesora y observar de lejos, y también de cerca, a este niño que tanto me enternecía. Efectivamente, el niño que miraba a la luna, no hablaba, no sonreía, pasaba absolutamente desapercibido, se movía siguiendo la corriente de los demás. Si había que aplaudir, aplaudía; si había que sentarse en el suelo, se sentaba… Hacía todo lo que se suponía que tenía que hacer pero sin luz, sin la luz habitual que desprende un niño de 6 años. Sin energía.
Cuando llegamos a casa, tuve una larga conversación con mi hijo sobre los niños “especiales”, no como pediatra, sino como madre; le dije todo lo que no le había dicho en la excursión cuando me contestó con un “es muy aburrido”. Y como una imagen vale más que mil palabras, le mostré este video:
Al día siguiente, al llegar a casa y antes incluso de darme un beso; se acercó a mí corriendo y me dijo:
– Mamá, hoy se han llevado al mudito a la clase de los pequeños; ya no vendrá más con nosotros. Como no me iba a decir adiós porque ya sabes que no habla; me acerqué y le despedí con un abrazo de gigante. ¿Y sabes qué? ¡¡Que me apretó fuerte y… me sonrió!!
Me lo contaba con la emoción que le embarga a uno cuando está ante un gran descubrimiento.
Subimos a la habitación y juntos vimos este otro cuento. Disfrutad de este video y tomemos conciencia de estos niños que también merecen su espacio y su tiempo dentro de nuestro ruidoso mundo.
Etiqueta:autismo
8 Comentarios
Mi niño tbien mira mucho la luna…
Pero la verdad quisiera saber mas del tema… Si me pueden ayudar.. Gracias a todas. Muy lindas
He encontrado tu blog por casualidad. Yo tengo un niño “especial” (cada vez me gusta menos ese término, no sé por qué). Tiene 18 meses y mira a la luna desde siempre. Ahora empieza a mirar a la tierra, lo que para nosotros es muy grande. La discapacidad infantil es algo que parece invisible, no se quiere ver, pero estamos aquí. Falta mucha concienciación. Me pareció muy bonito que tu hijo le diese un abrazo a su compañero. Yo escribo un blog sobre cómo es la vida con un hijo “especial” (ya sé porque no me gusta el término, estoy tan adaptada a mi niño que no le veo nada especial, vamos, lo normal que ve cualquier madre).
Yo tengo un hijo que miraba la luna cuando tenia 2 o 3 años, y es exactamente eso lo que hemos vivido…aunque si habia niños que acogian con cariño a mi ” chico extraordinario”, como yo lo llamo…
Precioso testimonio!, me ha hecho llorar!!
Gracias por compartirlo!!
Hola!!! Es una pena que desde los colegios, por lo general, no se trabaje la concienciación y pasen estas cosas, es realmente injusto y me duele en el alma aunque a mi hijo no le pase. Me duele saber que hay más niňos con dificultades que se sienten discriminados, apartados, incomprendidos porque los adultos no sabemos hacer las cosas bien, porque seguramente somos los primeros en ver antes las dificultades que las virtudes. Tú hijo le hizo un gran regalo a ese niňo pero el regalo que ese niňo le hizo a tu hijo es aún mayor, algo que no habría tenido si no se hubiera cruzado en su vida. Los niňos sólo necesitan saber, comprender, pero no se porque todavía mucha gente se empeňa en ocultar, el desconocimiento no ayuda, separa, genera rechazo. Gracias por poner tu granito de arena y explicarle a tu hijo las cosas. Un abrazo
Gracias Mayca!!! No conozco el video pero ahora mismo lo busco! Un abrazo.
Preciosa historia!! Y muy buenos vídeos, yo se los suelo poner también a mis alumnos. Hay otro que me encanta y se llama “por cuatro esquinitas de nada”, no se sí ya lo habrás visto, pero te lo recomiendo!! (No se enlazarlo, jo, pero lo pones en YouTube y sale) Un saludo y ánimo para seguir educando a tu hijo así de bien
Muchas gracias, Gloria.
Nos ha encantado Lucia!!! Besitos