Tu hijo acaba de cumplir  2 años ¿Es el momento de retirar el pañal?

Pues en la mayoría de los niños sí, pero en otros muchos no. Quitar los pañales no sólo depende de la edad sino también de su nivel de desarrollo psicomotor. La mayoría de los niños suelen conseguirlo alrededor de los 2 años pero hay niños que tardan más y no por eso significa que tengan algún problema.

Otros han cumplido los 2 años pero los padres prefieren esperar a que no haga tanto frío (por eso de que se pasan el día cambiando mudas), o esperar a que la guardería les eche una mano (gran ayuda para muchos padres); por lo tanto, tranquilidad: Entre los dos años y los tres años nos pondremos manos a la obra. No te presiones con el momento exacto, el niño ha de estar preparado.  

Tenemos que enseñar a nuestro hijo a que reconozca las distintas partes de su cuerpo y lo que ocurre con ellas.  Por eso hay que familiarizarse con los términos de pipí, caca, vater, orinal.  Le ayudaremos a tener consciencia de sus necesidades, a identificar si tiene ganas de  ir al baño. Cuando veamos señales claras debemos preguntarle “¿Te estás haciendo pipi?, ¿Quieres hacer caca?”.

Es importante también enseñarles la diferencia entre estar limpio y seco, o sucio y mojado y, por supuesto, nunca reñirle si se ha hecho pipi/caca encima sin avisar.

Los niños viven según sus propias experiencias; por mucha teoría que les intentemos dar, si no han vivido esa experiencia, difícilmente la van a asimilar. Si se queman el dedo con una cafetera, no intentarán tocar la cafetera de nuevo, al menos no lo harán en una buena temporada.

Con el pipi ocurre algo similar: para saber que es “hacerse pipí”, antes deben hacerse pipí encima, sin pañal y sentir la humedad y el charco en el suelo (y también la reacción de mamá que, como poco, pondrá una cara entre sorpresa y resignación). En ese momento serán conscientes de lo que ocurre si no avisan.

Con el paso de los días (en la mayoría de las veces, muy pocos días), ellos ya son capaces de “escuchar” las señales de su cuerpo: “Tengo ganas de hacer pipí, si no aviso, me hago pipí encima y me mojo el pantalón…Y mamá pondrá esa cara rara de que ha pasado algo. Todo esto es un proceso, así que:  Paciencia.

¿Cómo podemos ayudarle?

– Ve con tu hijo a comprar un orinal. ¡Que lo elija él! Se lo presentaremos como algo estupendo y “de niños grandes”. Dejaremos que se vaya familiarizando con él, que se siente (aunque sea vestido), que vea que no pasa nada. Mi experiencia es que hay niños que no quieren saber nada del orinal; no insistáis, los hay que prefieren empezar directamente en el váter. En estos casos podéis comprar un adaptador. Mis hijos salían corriendo sólo de verlo… no sé, pensaban que les iba a dar un mordisco en el culete.

– Aprovechad las ocasiones en las que los papas (o hermanos) van al baño para que os vean; para que ellos mismos comprueben que es algo normal y natural y que “no pasa nada”. Enseñadles a utilizar la cisterna y que ellos mismos comprueben como se lo lleva todo el agua… Despídete de la caca: “¡Adios caca, adios!” Sí, ya sé que suena un poquito ridículo, pero ¡esto es lo que hay!

Aunque os resulte extraño, los niños de esta edad son muy reacios a desprenderse de su caca; les gusta hacerla en el pañal, es parte de ellos, es “su caca” y punto.

Opción A: Me hago caca encima, viene mi mamá, me limpia el culito mientras me cuenta algo divertido. Opción B: Sentarme en esa cosa rara y dejar caer mi caca por ese agujero…

La respuesta está clara ¿No creéis?

– Intentad que el niño se siente en el orinal sin pañales. Sin prisas. No esperéis resultados inmediatos, pero si sucede, mostrad alegría y satisfacción. “¡Qué bien que has hecho una caca graaaaaaaande como los gigaaannntes!” (Otra vez suena un poco ridículo, pero es que es así!)

– Debemos enseñar a nuestros niños a “escuchar” las señales de su cuerpo. Preguntad al niño durante el día ¿tienes ganas de hacer caca? para llamar su atención. Si vemos que tiene ganas, le llevaremos al baño, le ayudaremos a quitarse la ropa y esperaremos un rato allí sentados. Lo haremos sin forzar y durante el tiempo que el niño considere. Alabaremos el éxito, pero nunca debemos criticar si no lo ha conseguido. “Bueno, tranquilo; esta vez no ha salido. ¡La próxima vez seguro que lo conseguiremos!”

– Es muy importante reforzar los pequeños logros que vayamos obteniendo: “Ya eres un niño grande”, “Lo haces tan bien como lo hace mamá”, “¡Lo has hecho tú solito!”. Es muy estimulante para ellos las pegatinas sobre un mural que podemos poner en el baño cada vez que lo consiga. Será “El mural de las cacas”.

– Siéntale siempre a las mismas horas en el orinal, preferiblemente después de las comidas, y no más de 10 minutos si no desea continuar. Llévale al baño con frecuencia, sobre todo al principio.

– Comprad libros con dibujos sobre la retirada del pañal. Lo mejor de nuestras vidas

– Cuando tenga “un accidente” pondremos cara de desaprobación, pero no de enfado, no haremos ningún drama, no habrá gritos, ni castigos ni reprimendas. Debemos hacerle entender dónde se hace el pipi o caca. (“¿Dónde se hace el pipi, cariño?” “Avisa a mamá cuando tengas ganas que ella siempre te acompañará…”). Además tendrá que colaborar para quitarse la ropa mojada y sucia, nos ayudará a enjuagarla un poquito. Es importante hacerles responsables de sus actos pero todo con un tono cariñoso, comprensivo y agradable.

Lo más importante en todo este proceso es tener PACIENCIA, celebrar todos y cada uno de los pequeños avances y NUNCA reñirles, castigarles o avergonzarles por los pequeños accidentes que, sin duda, tendrá.

¡A por ello!

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