Pero vamos a ver directores de campaña de Zara, hace años que me he reconciliado con mis curvas, de hecho, me gustan mis curvas, sí, me gustan mucho. Habláis de curvas en vuestra última campaña, lo cual está muy bien, pero decidme una cosa y por favor, decídmela desde el corazón: ¿Vosotros creéis de verdad que esto son curvas? 

Me vais a perdonar y corregidme si me equivoco pero yo entiendo por curvas otra cosa muy diferente.

Si yo viera entrar por la puerta de mi consulta a estas dos chicas, con esta cara de tristeza y al mismo tiempo diciéndome que “adoran sus curvas“, os garantizo que no salen de mi despacho sin una detallada historia clínica en busca del origen de tal afirmación que no se corresponde con la realidad y sobre todo, en busca de la curva más importante del cuerpo humano y que ellas no poseen: la sonrisa. 

Me surgen muchas dudas cuando veo este tipo de campañas: ¿Quién las ha diseñado? ¿Hombres, mujeres? ¿Con curvas, sin curvas? ¿veinteañeros, treintañeros, mayores de 40, de 50…?

Así no, queridos, así no. Yo hace mucho tiempo que el no entrar en una talla 38 no me quita el sueño, aunque reconozco que cuando tenía la edad de estas niñas, sí me lo quitaba. ¿Pero sabéis que ocurre? Que a las cientos de niñas que veo en mi trabajo sí les roba el sueño, y no solo eso, también les roba la alegría, y la vida… les roba la vida hasta el punto de querer ponerla en riesgo para parecerse a las niñas de vuestras campañas. Y resulta, queridos, que mi hija que ya tiene un cuerpo como el de su madre, empieza a fijarse en este tipo de mensajes que vosotros desde ahí arriba lanzáis… Y me niego, me niego que con 8 años meta barriguita para sacarse una foto. ¡Me niego!

Y ahora una confesión ahora que nadie nos oye… hace muchos años, un novio que tuve al que también le gustaban mis curvas me dijo:

  • ¿Sabes cual es la parte más sexy para mí del cuerpo de una mujer?

Yo le pregunté intrigada aunque con los prejuicios que corresponde a una pregunta así cuando aún no has cumplido los 20 y los complejos te devoran.

  • Justamente esta – y me lo dijo mientras me señalaba a mi barriguita- Esa curvita, justo esa. Me encanta – me dijo con una sonrisa de oreja a oreja, guiñando los ojos y subiendo los hombros en un gesto de lo más tierno.

“Vientre plano, vientre plano, vientre plano” … era lo que todas anhelábamos a esas edades. Este chico rompió mis esquemas. Desde entonces, yo que soy curiosa por naturaleza, les pregunto a los hombres qué parte del cuerpo de una mujer les resulta más atractiva y las respuestas mucho se alejan de esta imagen que pretendéis meternos por los ojos y por los ojos de nuestras niñas.

Está muy bien que habléis de curvas, porque efectivamente hay cuerpos con curvas como los hay sin ellas y son igual de bonitos pero también estaría muy bien que ofrecierais imágenes de mujeres con curvas reales. Y no solo eso, me gustan las palabras, sí, como a vosotros, pero también me gusta la acción. Pasemos a la acción: ¿Por qué no fabricáis tallas acordes con las curvas? No termino de entenderlo muy bien.

En resumen, que así no, Zara. Que esto hace daño, mucho daño. Que sembráis la cabecita de nuestras niñas de mensajes erróneos, equivocados, con consecuencias, en ocasiones, devastadoras para ellas y para sus familias. Y esto es imperdonable.

Hace unos días, al salir de la ducha con mi hija, esta frenó en seco, miró mi cuerpo desnudo frente al espejo, miró el suyo y me preguntó:

  • Mami, me gusta tu cuerpo… ¿ y a ti qué es lo que más te gusta de tu cuerpo?

Lo tuve claro. Le cogí de la mano, le miré a los ojos fijamente, le besé en la frente y le dije:

  • Lo que más me gusta de mi cuerpo es mi cerebro, cariño.

Publicaciones Similares