Esta es una carta para todos los padres y todas las madres que vais al parque con vuestros hijos:

Si ves a un niño que se comporta diferente al tuyo, antes de nada, guarda silencio, no preguntes, apoya, intenta ayudar y sobre todo, RESPETA.

Paciente de mi consulta. Madre de una niña con TEA:

  • ¡Qué difícil está siendo todo! Ir al parque, ver como grita a los niños y como estos acaban asustados mientras yo les explico a las madres que le cuesta un poco relacionarse con los demás. Ellas, como siempre, me preguntan:
  • ¿No va a la guarde?
  • Sí va- contesto con un hilo de voz mientras intento contener a mi hija.
  • Pues qué raro que se comporte así…

Sonrisa amarga. Cojo a mi hija y vuelvo a casa.

Soy pediatra desde hace más de quince años. Son muchas familias las que han pasado por mis manos, por mis ojos y muchas de ellas por mi alma: Trastornos del espectro autista (TEA), síndromes, enfermedades raras, enfermedades crónicas, discapacidad, trastornos de comportamiento. Todos comparten un mismo sentir. Todos piden a gritos algo: RESPETO.

Esta madre no necesita consejos de parque. No necesita trucos, ni magia.

No necesita miradas inquisidoras, juicios de valor, ni cuchicheos varios.

Tampoco necesita palmaditas en la espalda.

No necesita escuchar “ay pobre”, ni “qué pena”.

Esta madre lo que necesita es descanso, relevo, apoyo y escucha…

Esta madre, como el padre, necesita que entre todos nosotros les hagamos la vida un poco más fácil. Nada más y nada menos. Es simple: la vida un poco más fácil.

Esta madre necesita que, mirándole a los ojos, le repitamos :

  • Lo estás haciendo bien, lo estás haciendo bien, lo estás haciendo bien.

Esta madre necesita que nadie le haga sentirse culpable, que nadie vuelva a decir jamás que ha sobreprotegido a su hija, que lo que le faltan son límites, que si la hubiese educado de otra manera, no estaría así.

Esta madre y este padre necesitan que entre todos les digamos que son los mejores padres que ha podido tener su hija.

Porque madres como ellas jamás te contestarán a pie de tobogán. No te contarán sus días, ni sus noches con una niña con TEA. No derramarán una sola lágrima frente a ti, ni te darán más explicaciones que las imprescindibles.

Déjalo, de verdad, déjalo. Calla. Acompáñales desde el amor y desde el respeto, nunca desde la pena.

Y no olvides que nadie está libre de que mañana o pasado mañana o dentro de unos años seamos uno de nosotros o quizá uno de nuestros hijos, los que estemos a pie de tobogán tragando saliva…

A todos vosotros, padres y madres  que bajáis al parque todas las tardes con el único deseo de ver disfrutar a vuestros hijos, os mando un abrazo inmenso.

A todos los demás, os recuerdo lo que ya en “El viaje de tu vida” os conté:

Sin darnos cuenta en el inicio de este viaje, dibujamos el mapa de lo que va ser nuestra nueva vida deseando ser padres perfectos, con hijos perfectos, llevando vidas perfectas.

Sin embargo nos olvidamos que la vida se puede soñar, pero nunca dibujar sobre papel. Que la vida improvisa y que por mucho que nosotros hayamos diseñado la perfecta hoja de ruta, la vida seguirá su curso… su curso improvisado.

Y en esa improvisación, un día cualquiera para muchos, inolvidable para ti, a tu hijo le diagnostican una enfermedad, un síndrome o un trastorno. Y mientras al resto de tus amigos les preocupa qué marca de sillita van a comprar para el coche, a qué colegio le van a llevar o si apuntarle o no a inglés porque aún es pequeño, a ti lo que te gustaría saber es si tu hijo va a tener alguna secuela, si va a ver como ven el resto de los niños, si será autónomo, si se sentirá diferente con el paso de los años, si sufrirá, en definitiva, si va a poder llevar una vida normal.

Y empiezas a vivir, a sentir y respirar en un mundo paralelo. Un mundo que tiene otra velocidad, otros valores y otro sentido. Un mundo del que ya no podrás salir porque lo más grande de tu vida, lo mejor de tu vida, habita en él”

 Buenas noches a todos.

El TEA es un tema tan importante para mí que el primer capítulo de mi libro Cuentos de Lucía mi pediatra los papás de Lola le explican por qué su hermanito Toni es distinto a los demás, por qué tiene TEA. Aquí os lo dejo por si lo queréis recibir en casa

 
Hasta la próxima.
 

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