Soy madre de dos hijos maravillosos y además pediatra, pero ni yo soy perfecta ni mis hijos son perfectos. Me decidí a hacer un curso de Coaching para padres movida por mi intuición, por mi afán explorador y por mi necesidad de reafirmarme como madre que intenta dar lo mejor de sí en la educación emocional de mis hijos.
“Tú eres una mujer fuerte” – me dicen unos.“Eres decidida y tienes las ideas muy claras“- me dicen otros. Pues efectivamente, la inmensa mayoría de las veces sí, lo soy, pero hay otras muchas en las que como toda madre, las dudas y el miedo ocupan mis días y en ocasiones, también mis noches.
¿Lo estoy haciendo bien? ¿Por qué no termino de dominar esta situación con mis hijos? ¿Qué más puedo hacer?¿Se me está escapando algo?
Y en esa búsqueda, en ese “¿Qué más puedo hacer?” aparecieron casi por arte de magia AEIOU Coaching para padres con una preciosa entrevista que me hicieron que fue una flecha al alma.
En ese momento pensé: “aún tengo mucho que aprender y además, quiero aprender”.
Así, en menos de dos meses me encontraba en Barcelona haciendo un curso intensivo de 3 días rodeada de 10 desconocidos.
Nos sentamos haciendo un círculo, mirándonos las caras. Algunos mostraban nerviosismo, otros curiosidad, otras miedo, miedo a explorar. También había ilusión, esperanza y ansia, ansia por adentrarnos en un mundo hasta el momento desconocido. Y empezamos, y empezamos fuerte.
- ¿Qué os ha traído aquí? – Andrea Zambrano, una de las Coach, lanzó la pregunta al círculo.
Fue entonces cuando mi compañero de al lado, Álvaro, nos reveló una historia tan intensa que sus lágrimas, para la sorpresa de todos, fluyeron por todas y cada una de nuestras mejillas. Fue un flechazo. Algo acaba de ocurrir entre ese grupo de 10 desconocidos que nos mantendría unidos, sospecho, que para siempre.
Y este fue el inicio.
Aún no puedo comprender la conexión que hemos establecido, la intimidad a la que hemos llegado, la profundidad que hemos alcanzado. Pero así fue.
Durante 3 días hemos llorado, hemos reído, hemos limpiado, hemos luchado contra nuestros miedos, hemos pasado frío en nuestras sombras, hemos visto la luz, la alegría, la esperanza y hemos alcanzado la seguridad y la certeza absoluta de que YO SOY CAPAZ.
He roto en un llanto desconsolado mientras escribía una carta a mis hijos, he reído sin pausa mientras botaba sentada sobre una pelota gigante. He sentido miedo, pavor, incluso, de explorar ciertos rincones de la mano de Patricia, una de las joyas que he conocido en este curso. También he sentido ternura, amorosidad, paz y felicidad plena.
Pero lo más importante no son los motivos por los que me derrumbé en la carta, ni la locura transitoria que tuve subida a la pelota. Lo verdaderamente importante es que SENTÍ. Y sentí hondo, y fuerte y de verdad.
” Lo que resiste, persiste. Lo que aceptas, se transforma”.
Y en esa transformación vuelvo a mi casa con la intención de no volver a juzgar a mis hijos, de mirarles con curiosidad, de no interrogarles, de explorar sus emociones junto a ellos y acompañarles en el camino.
De ponerme en sus zapatos de vez en cuando, de escuchar siempre. Y escuchar sin prejuicios, sin el “ya sé lo que me va a decir“,sino esperando la sorpresa.
He aprendido que a veces nuestros hijos no necesitan que les demos soluciones inmediatamente, ni que organicemos su día al minuto. Muchas de las veces solo necesitan que estemos, que estemos PRESENTES, que les escuchemos, sólo eso.
Que es mucho más importante el SER que el estar y que aunque ellos ya lo saben, debemos reconocerles sus innumerables y maravillosas virtudes: ERES tan alegre, ERES tan divertido, ERES tan generoso con mamá.
Porque en el mundo hay hambre de reconocimiento… No reconocemos las cualidades de la gente que nos rodea y, decidme, a quien no le gusta llegar al trabajo y que le digan: “Lo que me gusta de ti es que eres tan sonriente”. Nuestra mañana cambiaría ¿verdad? Si en nosotros genera ese impacto, ¿qué impacto creéis que generaría en vuestros hijos si además es mamá o papá quien se lo dice?
Gracias Andrea Zambrano, gracias Jaume Roset, gracias Mª Ángeles Jové, fantástico equipo de AEIOU Coaching para padres. Gracias al resto de mis compañeros de este maravilloso viaje; todos vosotros os lleváis un pedacito de mí. Vuelvo inspirada, transformada, llena de energía y sabiduría. Llego a casa con ansia de poner en práctica todo lo aprendido, llego serena, tranquila y en paz.