Estoy sentada en el avión, de vuelta a casa tras pasar 24 intensas horas en la Feria del libro de Las Palmas. A mi derecha hay una joven pareja. Ella está embarazada. En sus manos descansa un libro sobre… ¿Cómo no? El embarazo.
Recuerdo cómo me acariciaba la barriga cuando era yo la que leía ese tipo de libros en un intento de sentir más aún al bebé que se estaba gestando en mi interior.
- ¡El tiempo vuela! – pienso mientras la observo tímidamente.
Tenemos tanta información durante esos 9 meses, tanta que incluso ahora que ya he pasado por ello por partida doble, considero que es excesiva. También disponemos de bastante información del parto, aunque luego las cosas nunca son como nos las habían contado, ni siquiera como nos las habíamos imaginado. ¿Verdad? ¡Cuántas veces había yo fantaseado con ese momento!
Y ahora decidme, ¿qué nos han contado del postparto?
Yo os lo digo, poco o muy poco. Y aquí sentada me viene a la memoria una mamá que esta misma mañana en la presentación de “Lo mejor de nuestras vidas” cogía el micrófono y rompía el hielo con una pregunta salida del alma. A juzgar por sus ojos empañados y su pulso tembloroso, también sufrida en el alma.
- Lucía, yo quiero saber por qué las mujeres cuando damos a luz somos las gran olvidadas. Lo siento pero lo tengo que decir- cogió aire y sentenció: Yo me sentí abandonada.
Los muchos niños que allí había, de pronto callaron, sospecho que intuyeron que aquella pregunta merecía toda la atención y emoción posible.
- No puedo más que darte la razón – le dije tragando saliva. Y continué…
- A ver si nos enteramos de una vez que el bebé va a estar bien, que al bebé le van a sobrar brazos en los que cobijarse, besos y cuidados. A ver si nos enteramos que la que de verdad necesita que la cuiden en esos días no es el recién nacido, es “la recién mamá”.
No es la primera vez que hablo del postparto abiertamente y sin tapujos ni será la última. Porque yo tengo una asignatura pendiente con este tema, porque a mí como a vosotras, también me pilló por sorpresa.
Nadie nos prepara para esta sacudida que supone dar a luz, convertirte en madre. Nadie nos avisa del tsunami emocional que sufriremos.
Así que desde aquí reivindico los cuidados a la recién mamá y al recién papá.
Porque hablar no sólo nos ayuda a desahogarnos, a buscar y encontrar consuelo, sino que compartir emociones calma, tranquiliza y sana.
- ¿A quién se debe recurrir en esas primeras semanas? – me preguntaban. ¿A qué especialista debemos acudir?
Esta pregunta me hizo reflexionar.
- No hay un único profesional que nos ayude a atravesar este túnel. Somos muchos los que debemos implicarnos en dicha tarea. Es trabajo de todos aportar un poco de luz con nuestros conocimientos y experiencia.
- ¿Es labor del pediatra? – me preguntaban.
- Claro que es labor del pediatra. Tan importante es para mí saber el peso al nacimiento, el tipo de alimentación que sus papás han decidido darle o los antecedentes familiares como saber si la mamá está en buenas condiciones físicas y emocionales.
Es tan sencillo como preguntar: ¿Y tú cómo te encuentras?
Tendríais que ver la cara de algunas madres. Antes de que empiecen a hablar, sus ojos ya están diciendo: ¿Alguien pregunta por mí?
Pero no sólo los pediatras debemos cuidar de “nuestras” mamás y de los papás que están perdidos y desorientados, también tenemos a las matronas. Ellas son pieza clave en el embarazo y en el parto; también en el puerperio cuidándonos con mimo y por supuesto en el postparto. Siempre están ahí dispuestas a ayudar, a revisar unos puntos horrorosos que nos impiden si quiera caminar con normalidad, a ofrecernos sus sabios consejos de lactancia, a comprobar que no hay un frenillo lingual que esté interfiriendo con la lactancia y que al pediatra se le haya pasado por alto. Recurrid a ellas, su formación es valiosísima. ¿Y las enfermeras? Al pie del cañón las 24 horas del día disponibles a golpe de timbre… Nuestros ojos tantas y tantas veces!
¿Y qué me decís de los fisioterapeutas que ayudan e instruyen para que las mujeres recuperen el tono de la musculatura pélvica lo antes posible? También están allí. También han trabajado con multitud de embarazadas preparándolas para el nacimiento de sus bebés y también están al lado de todas aquellas mamás que necesitan de esa ayuda tras partos instrumentados o con desgarros importantes.
- Lucía, me ha encantado que mencionaras a los fisioterapeutas en tu entrevista – me confesaba un papá en la firma posterior de libros.
- Gracias- le contesté con una amplia sonrisa.
- Soy fisioterapeuta y en muchas ocasiones se nos tiene en el olvido- añadió con un ojo puesto en mí y otro en su bebé que pataleaba alegremente en su carrito.
¿Y qué hay de los ginecólogos? El ginecólogo os ha llevado durante 9 meses, ha resuelto todas vuestras dudas, todos vuestros miedos. Os verá también una vez tengáis a vuestro bebé en brazos, no temáis en consultar con ellos; estamos todos en el mismo barco.
No nos olvidemos de los grupos de lactancia. Este grupo de madres expertas hacen una labor maravillosa de manera absolutamente desinteresada y entregada a la causa. Siempre las he admirado tanto. Porque les dedican el tiempo que a veces a los profesionales nos falta.
Así que esto es un trabajo en equipo o así debería ser.
Pero no sólo un trabajo en equipo de profesionales de la salud, sino un trabajo en equipo de verdad, un equipo integral. Un equipo de los grandes, en el que todos somos importantes para empezar a jugar. Porque no podemos empezar el partido sin el apoyo de la pareja, sin su ayuda, su serenidad, su paciencia y su energía positiva.
¿Y nuestras madres? Nunca deberían faltar en este proceso. Nuestras maestras de vida. ¿Quién mejor que ellas para entender por lo que estamos pasando? Confía en ella, déjate aconsejar, déjate mimar…
Amigas, hermanas que hayan pasado por lo mismo, también debéis estar incluidas en este equipo, quizá desde el banquillo, no lo sé, la mamá será quien decida, pero estad. Estad presentes con mensajes positivos, amorosos, cariñosos.
Venga, vamos a reivindicar alto y claro los cuidados de la recién mamá.
Pediatras, ginecólogos, matronas, enfermeras, fisioterapeutas, médicos de familia, parejas, madres, hermanas y amigas, formamos un equipo, un valiosísimo equipo. Un equipo que si se mantiene unido conseguirá que el postparto sea mucho más llevadero y mucho menos sufrido…
¿Qué me decís? ¿Lo intentamos?
Aún recuerdo los mensajes de mi madre cuando ya había regresado a Asturias dejando en Alicante a su hija y a su primer nieto. Todas las mañanas me despertaba con un mensaje en el móvil que me acariciaba los sentidos:
- ¿Cómo has pasado hoy la noche, mi amorín?
Y no era por el bebé por el primero que preguntaba, era por mí. Y yo, se lo agradecía en el alma…