Las vitaminas son una serie de compuestos imprescindibles para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.

Me he decido a escribir este artículo hoy porque ahora llega el frío y con él los catarros. Y sois muchos los que venís a consulta con el ya conocido… “Lucía, dame unas vitaminas para que el niño no se resfríe mucho”. Tanto es así, que ayer mismo vino a verme un niño de 3 años, con su madre y su abuelita. Su madre que bien me conoce, me dice: “Hoy ha querido venir mi madre porque no se fía de mí aunque ya le he dicho lo que opinas sobre este tema…”

La verdad es que despertaron mi curiosidad. ¿Qué ocurre? – Les digo intrigadas.

La abuela a la que aprecio mucho, me dijo: “Ya sé que me vas a decir que no, pero yo tengo que intentarlo: Anda… ¿por qué no le das unas vitaminas?” y me puso tal carita de pena que, lástima que soy dura de pelar, porque si no, me hubiese conmovido.

Pues bien, volvamos a las vitaminas.

¿Por qué les damos tanta importancia?

Porque ninguna de ellas, salvo la vitamna D, somos capaces de fabricarlas por nosotros mismos por lo que el nivel de vitaminas en nuestro cuerpo depende exclusivamente de los alimentos que ingerimos y en el caso de la vitamina D, de la exposición solar que recibamos

¿Qué tipos de vitaminas existen?

Se dividen en dos grupos:

  • Las que se disuelven en agua (hidrosolubles): Vitaminas B y C
  •  Las que se disuelven en grasas (liposolubles): A, D, E, K y F

Importante es esta distinción porque si hay exceso, las que se disuelven en agua fácilmente se podrán eliminar por la orina; pero si el exceso es de las liposolubles que NO se disuelven el orina, se acumularán en los tejidos, como el hígado pudiendo resultar tóxicas.

Se denominan por las letras del abecedario, cosa que agradecí en su día cuando las tuve que memorizar ya que si además de sus propiedades, funcionamiento y origen me hubiese tenido que aprender cada vitamina con su nombre y apellidos yo también le hubiese pedido a mi médico de cabecera un bote de vitaminas para la memoria.

¿Qué enfermedades producen su carencia?

Hay múltiples enfermedades por carencias casi total de vitaminas, pero cabe destacar que este tipo de patologías prácticamente no se ven en países desarrollados. Son excepcionales.

Como ejemplos tenemos el raquitismo (falta de vitamina D), el escorbuto (falta de vitamina C) o la pelagra (falta de vitamina B1).

¿Hay enfermedades por exceso de vitaminas?

Pues también. Se producen cuando hay un excesivo aporte de vitaminas especialmente las liposolubles, ya que como comentamos, estas al no disolverse en agua y no poder eliminarse por la orina, se depositan en los tejidos, dando lugar a intoxicaciones. Las más frecuentes son las intoxicaciones por vitamina A y por vitamina D.

Peculiaridades de las vitaminas

No hay un alimento en concreto para cada vitamina, ni un alimento que contenga una sola vitamina. Es decir, las frutas, verduras y cereales tienen todos ellos múltiples variedades de vitaminas.

  1. Vitamina D: La fuente principal de vitamina D es el Sol. La dieta aporta un 10% del total de vitamina D y la síntesis cutánea inducida por la luz ultravioleta B (UVB) el 90% restante. Está presente en cantidades mínimas en el pescado, el huevo, la leche y el hígado.
  2. Vitamina C: los cítricos (naranja, limón, pomelo, mandarina), el kiwi y las verduras
  3. Ácido fólico o vitamina B6: legumbres, cítricos y verduras de hoja verde.
  4. Vitamina B12: Abunda en pescados, lácteos, carne roja, huevo y cerdo.
  5. Vitamina A o betacaroteno: La encontramos en lácteos, vegetales de hoja verde, zanahoria, calabaza, aceites y pescado.
  6. Vitamina E: huevo, aceite, cereales integrales y verduras de hoja verde

¿Tengo que dar suplementos de vitaminas a mis hijos?

La respuesta es NO. La dieta habitual de un niño de nuestro medio en el que come frutas, verduras, cereales (pan, pasta, arroz…) cubre sobradamente las necesidades diarias de vitaminas. Y cuando digo sobradamente quiero decir que son contadísimos los niños que he visto con algún déficit de alguna vitamina. Por mucho que me insistiera la familia que no comía nada de fruta y ni de verdura.

Mención aparte los niños con dietas no convencionales: vegetarianos, veganos…etc. En estos casos sí pongo los 5 cinco sentidos en su alimentación y posibles carencias.

Y como en toda regla siempre existe una excepción: Los lactantes menores de un año. La OMS y la Asociación Española de Pediatría recomienda los suplementos de Vitamina D3 en los siguientes casos:

  • Si lactancia materna: Niños menores de 1 año. Estos suplementos se mantendrán hasta que el niño ingiera 1 litro diario de fórmula adaptada enriquecida en vitamina D. (Recomendación grado B)
  • Si lactancia artificial: Todos los niños menores de un año que tomen menos de 1litro de leche al día.
  • Niños prematuros hasta que cumplan el año de vida.

 

¿Y si me das unas vitaminas para aumentar el apetito? – me preguntan muchas familias.

Las vitaminas NO aumentan el apetito. Y los estimulantes del apetito están totalmente en desuso; no se deben utilizar (aunque antiguamente se usaban, sí, ya lo sé, me lo dicen a diario todas las abuelas)

La salud, el bienestar y las buenas costumbres no se medicalizan. No debemos enseñar a nuestros niños a tomar un jarabe para estar sanos, para no enfermar; la pastilla para estar fuerte, la medicina para dormir mejor… No. Rotundamente no.

Es nuestra obligación como pediatras y como padres, educar a nuestros hijos no sólo a portarse bien y a dar las gracias, sino también se les enseña a comer de todo, a probar alimentos nuevos, a dormir, a relajarse… en definitiva, a estar sanos y felices por dentro y por fuera: SIN MEDICINAS.

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