La dermatitis atópica, popularmente llamada eccema, es la enfermedad crónica de la piel más frecuente de la infancia. Alrededor de un 10% de los niños la padecerán en algún momento.
Se caracteriza por placas de piel enrojecida (inflamación), intenso picor y piel seca que cursa en brotes intercalados por periodos de tiempo sin síntomas.
¿A qué edades afecta fundamentalmente?
Esta enfermedad, común en la infancia, suele iniciarse alrededor de los 2 meses de edad.
Cerca del 60% de los niños experimentan síntomas antes de cumplir un año, pero solo alrededor del 10% continúan padeciendo más allá de los 7 años.
Aunque puede afectar significativamente la calidad de vida si no se trata adecuadamente, el pronóstico generalmente es favorable.
La enfermedad tiene una fuerte base hereditaria y está estrechamente relacionada con varias condiciones alérgicas, como rinitis, asma alérgica o sensibilidad al huevo, las cuales el pediatra examinará y supervisará de cerca.
¿Cómo afecta la dermatitis atópica a las personas que la sufren?
El principal síntoma de la dermatitis es el picor intenso; tan fuerte que no puede evitar dejar de rascarse la piel hasta el punto de hacerse verdaderas heridas sangrantes; además se caracterizan por tener la piel seca, muy seca.
En los lactantes aparecerán los eccemas sobre todo en las mejillas, aunque con el tiempo se extenderán a los brazos y el tórax.
En los niños más mayores, las placas de eccema se localizan en los pliegues:
- Flexura del brazo, delante de los codos y en las axilas.
- Flexura de las piernas, detrás de las rodillas.
- Párpados y alrededor de los labios.
Hemos expuesto los síntomas visibles de la dermatitis, pero hay otros síntomas igual de importantes, que no vemos y que afectan a la salud mental de niños, adolescentes y adultos que la sufren.
¿Sabéis que las personas con dermatitis atópica tienen el doble de riesgo de sufrir depresión, ansiedad y otras enfermedades relacionadas con la salud mental?
En el siguiente video os hablo de este tema para intentar crear conciencia social y sanitaria en torno a estos pacientes y a sus familias que sufren durante años el picor, las señales en su piel y el no dormir.
¿ Y cómo podemos prevenir y espaciar los brotes?
No existen medicaciones curativas ni remedios milagrosos, pero, con unas sencillas medidas, podemos espaciar los brotes y prevenirlos. Es vital cuidar la piel para mejorar su calidad de vida. Recordad: en la inmensa mayoría de los niños, esta enfermedad desaparece al alcanzar los 7-8 años de edad.
- Hidratar. Utiliza cremas o aceites emolientes especiales para pieles atópicas al menos dos veces al día. Cuanto más hidratada esté la piel, menos picará.
- Evita el agua muy caliente, mejor templada.
- Evita los perfumes y jabones con perfumes intensos.
- No retires ningún alimento sin que tu pediatra o tu alergólogo te lo haya indicado, podría ser perjudicial.
Si comienza con un brote y tiene las placas de eccema enrojecidas (inflamadas), tu pediatra te indicará que empieces a aplicarle la crema o emulsión de corticoide (antiinflamatorio), una o dos veces al día durante un corto espacio de tiempo; no tengas miedo a los corticoides, a las dosis adecuadas y recomendadas por tu pediatra, no tienen efectos perjudiciales.
Confía en tu médico, sea pediatra, alergólogo o dermatólogo. Todos nosotros buscamos siempre lo mejor para tu hijo.
Y si necesitas más ayuda sobre la dermatitis atópica, las medidas preventivas y más consejos sobre cómo prevenir los brotes tienes toda la información en El gran libro de Lucía, mi pediatra.