“Estoy preocupada porque se toca mucho…”- me comentan muchas madres. Algunas vienen realmente alarmadas, incluso les cuesta iniciar la conversación porque consideran que sus hijos/as son demasiado pequeños para empezar con esos temas.
No lo son.
A los 4 meses de vida todos los niños se descubren los puños y se los chupan, ¿verdad? ¿Y por qué lo hacen? Porque les resulta placentero.
Un poquito más adelante se descubren los pies que también meterán en la boca y es absolutamente normal. El tiempo va discurriendo y en su afán por descubrir cosas nuevas, al año de vida, la mayoría de ellos ya se habrán encontrado con lo que hay debajo el pañal y… ¿qué hacen? Se lo tocan ¿Y por qué se tocan? Porque les gusta.
Cuando es un lactante varón el que descubre sus genitales, muchas madres me dicen:
-¡Pero mira que tirones se da cuando le cambio el pañal! Se va a hacer daño
- Tranquila, que daño no se hacen y acostúmbrate, porque esto no acaba más que empezar- y sonrío.
Denominamos masturbación en preescolares o infantil a la autoestimulación de los genitales por placer.
Es rara antes de los 6 meses. Se desarrolla a lo largo de su infancia, desde los 9-12 meses hasta los 5-6 años, edad en la que ellos empiezan a ser más reservados y si lo hacen, lo harán en la intimidad.
“Lucía ¿es normal esto que hace?” – me preguntáis un tanto inquietas.
Es normal. Es natural. No hay que alarmarse.
“Es que se frota con muñecos”- me dicen algunos padres.
“A veces con el borde de la mesa o con el apoya-brazos del sofá”- me dicen otros.- “Incluso con la barra vertical de la trona que separa las dos piernas”. Sí, así es.
Desde muy pequeños empiezan a descubrir sus genitales y a estimularse con distintos objetos (juguetes, cojines, peluches). No es hasta los 2 años y medio o más, cuando utilizan su propia mano para tocarse de forma rítmica. Generalmente, a partir de los 5-6 años disminuye la frecuencia y si continúan haciéndolo, lo harán en la intimidad de su habitación o en el baño. Ya en la adolescencia, la masturbación es casi universal y tampoco hay que reprimirles por ello.
Durante esos momentos, y aunque sean muy pequeños (hablamos de niños de entre el año de vida y los 5-6 años), nos encontraremos al niño/a, sudoroso, con respiración agitada, acalorado; al finalizar, puede estar cansado, incluso agotado y con ganas de dormir, es por ello que en ocasiones se han llegado a confundir con crisis epilépticas. Es evidente que nada tiene que ver con la epilepsia.
Cuando los padres acuden a consulta con sus hijos y estos ya tienen cerca de los 3 años, aprovecho la oportunidad y les pregunto a los niños: “Cielo ¿Y por qué lo haces?”
Todos me contestan con un simple y aplastante: “Porque me gusta”
Y así es. Porque les gusta. Más claro: agua.
¿Hay diferencias entre niños y niñas?
Desde el punto de vista médico no la hay. Sin embargo, en la práctica, parece que todos los padres tienen asumido que si sus hijos son varones y se tocan la pilila es normal, incluso les resulta divertido. Pero si son las niñas las que con 2 años se frotan con el borde del sofá, se asustan y piensan que hay algo anormal en su hija. Pues no.
Las niñas, como los niños, también tienen mucho que descubrir. Es normal. Sea niño o niña.
¿Cuál es la causa?
Al ser una conducta normal no hay una causa que debamos buscar. Un tercio de los niños que exploran su cuerpo descubren la masturbación y si continúan haciéndolo periódicamente, es simplemente por placer.
Las vulvovaginitis o irritación del área genital en las niñas, puede provocar escozor y molestias pero no suele ser la causa de la masturbación, más bien es la consecuencia de la misma.
¿Cuándo lo hacen con más frecuencia?
Generalmente cuando están aburridos, viendo la tele, a la hora de acostarse o en épocas de estrés.
¿Tengo que preocuparme?
No.
¿Puede tener alguna consecuencia?
Ninguna más que el propio placer que experimenta el niño/a. No interferirá con su desarrollo, ni con su inclinación sexual.
¿Qué debo hacer como padre/madre?
En primer lugar: tranquilizarnos. Repito: es normal.
En segundo lugar: si lo hace muy frecuentemente y en público (frotarse con las sillas, con muñecos…) hay que explicarles de una forma sencilla y serena que eso no lo deben hacer delante de los demás sino en su casa, en su habitación y cuando estén tranquilos. Si les reñimos es probable que lo hagan con más frecuencia y además, generemos un sentimiento de culpa absolutamente injustificado.
Si lo hace muy a menudo cuando está aburrido, podemos distraerles con juegos. Pero no hay que obsesionarse; tendremos que verlo como una fase más de su desarrollo.
¿Y si lo hacen al acostarse?
Sé tolerante. Cierra su puerta y déjale tranquilo/a.
¿Cuándo debo consultar con mi pediatra?
Siempre que tengas dudas. Para eso estamos. En contadísimas ocasiones puede estar relacionado con épocas de mucho estrés que debemos identificar o incluso con abuso sexual, situaciones que, evidentemente, hay que poner en conocimiento de tu pediatra.
Resumiendo: La masturbación infantil es relativamente frecuente. Aunque como padres nos pueda resultar incómodo o embarazoso, debemos vivirlo como una fase normal de su desarrollo. No se debe castigar ni reprimir a los niños/as, simplemente explicarles dónde no deben hacerlo.