Diferencias del dolor testicular

Cuando un niño tiene dolor testicular puede tratarse de dos cosas, y las dos son muy diferentes. Puede suponer una derivación urgente a un hospital para ser intervenido (torsión testicular) o puede tratarse de una inflamación / infección que no supone muchas complicaciones (Orquiepididimitis aguda).

En el post de hoy voy a hablaros sobre este tipo de dolencias en el testículo para que aprendáis a diferenciarlas. Es muy importante diferenciarlas para saber como actuar y hacerlo a tiempo.

Torsión testicular

Entre el 30% y el 40% de los casos de torsión testicular se llega tarde y el testículo se pierde.

Para poder identificarla correctamente, hay cuatro síntomas principales:

  1. Inicio brusco del dolor: En ocasiones puede aparecer tras un traumatismo; una patada, un balonazo, una caída… aunque no siempre es así, ya que también puede producirse mientras el niño está dormido.
  2. Dolor muy intenso: Este tipo de dolor puede llegar a provocar sudoración y vómitos.
  3. Escroto hinchado, inflamado y enrojecido.
  4. Testículo ascendido, y en ocasiones, horizontalizado.

Para diagnosticar esta enfermedad, además de los síntomas que he mencionado anteriormente, será necesario realizar una ecografía Doppler.

El tratamiento es quirúrgico y el éxito de la intervención depende de las horas que el niño lleve con el dolor, pudiendo llegar en ocasiones a perder el testículo. Por esto, es muy importante acudir a urgencias cuando aparecen los primeros síntomas.

Orquiepididimitis agua o Epididimitis aguda

La orquiepididimitis es una infección o inflamación del epididimo, una estructura alargada sobre el testículo, que si se desarrolla puede afectar también al testículo.

Tiene cuatro síntomas característicos:

  1. El dolor comienza poco a poco.
  2. Pueden aparecer síntomas miccionales: Cómo dolor al orinar, escozor o ganas de orinar.
  3. Puede haber antecedente de infección febril o tener febrícula.
  4. Al elevar el testículo con la mano, el dolor se alivia.

Debe realizarse una ecografía para descartar una torsión, y por lo tanto, una intervención quirúrgica.

El tratamiento consiste en reposo y antiinflamatorios, excepto si se sospecha de causa bacteriana, que se pautarían antibióticos orales.

Feliz verano a todos y hasta pronto.

Ya sabéis que toda esta información y mucho más lo tenéis en El Gran Libro de Lucía mi pediatra que podéis adquirir con descuento aquí

Lucía Galán Bertrand. Pediatra y escritora

Puedes seguirme en:
Facebook
Instagram
TikTok

Publicaciones Similares