¡Horror! – cuando ya por fin la casa está en calma, los niños en la cama y tú te dispones a tumbarte un ratito en el sofá, tu hijo a voz en grito te llama:

–       ¡Mamá, me pica mucho el culete!

Como si de un muelle se tratase, te levantas rápidamente, le quitas el pijama y le miras justamente ahí, donde le pica. No utilizas lupa porque no tienes, sino Sherlock Holmes a tu lado se convertiría en un aficionado.

En contadas ocasiones consigues ver algo y si la situación se repite cada noche, decides coger cita con el pediatra. ¿Tendrá lombrices?

Hay veces que, para tu sorpresa y susto del niño, ves a uno o más gusanitos pequeños y finos, del tamaño de un fideo salir por el culete como si te estuvieran saludando. ¡Uff! Eso sí que da repelús, lo reconozco.

Pues sí, el niño tiene lombrices.

Los oxiurios, más comúnmente llamadas lombrices, son unos parásitos intestinales que habitan exclusivamente en el hombre. Son mucho más frecuentes en niños que en adultos aunque se contagian con mucha facilidad.

¿Cuál es su síntoma principal?

El picor. Un intenso picor anal, en ocasiones también vaginal en el caso de las niñas, sobre todo nocturno.

La hembra del gusano sale por la noche al margen anal y deposita los huevos (donde están las larvas). Estos están recubiertos de una sustancia pegajosa que produce irritación y picor. Además estos visitantes tan simpáticos salen a pasear cuando el niño ya lleva dormido 2 ó 3 horas, momento idóneo para pillarles infraganti alrededor del culete.

Debido al picor, los niños no duermen bien, tiene múltiples despertares, a veces irritación de la zona vaginal y lesiones de rascado.

Oxiuros

 

¿Qué aspecto tienen?

Son alargados, de 0.5-1 cm de longitud y blancos. Parecidos a los fideos finos.

¿Cómo se contagian?

Los niños se rascan y los huevecitos se quedan alojados debajo de las uñas; al llevarse las manos a la boca o a la boca de otro niño, empieza de nuevo el ciclo.

Tened en cuenta que estos huevos permanecen durante días en ropa interior, toallas, pijamas y sábanas. Por todo ello es muy importante lavar con agua caliente la ropa de cama y ropa interior el día que vayamos a comenzar el tratamiento.

 ¿Cómo se tratan?

El tratamiento es sencillo. Ha de tratarse toda la familia aunque no tengan síntomas. Se elige el día en que lo vamos a hacer. Esa mañana nos levantaremos, recogeremos todas las sábanas, toallas, pijamas y ropa interior de la noche anterior y lo pondremos a lavar con agua caliente. A continuación nos cortaremos las uñas, recordad que los huevos se alojan ahí (aunque no los veamos). Una vez hecho todo este ritual… todos a la ducha. Agua caliente, jabón y a frotar bien. Ya fuera de la ducha, nos tomaremos una dosis cada uno de la medicación que os recetará vuestro pediatra, habitualmente Mebendazol. Y nos olvidaremos del tema. Con una sola dosis es suficiente para matar a todos las lombrices. Sin embargo no hay medicación que mate a los huevos, es por eso que a los 15 días hay que repetir de nuevo todo el protocolo: lavadoras, uñas, ducha y dosis de nuevo de Mebendazol.

“En cuanto come chocolate, le salen las lombrices” – dicen algunas madres.

Hasta la fecha no hay evidencia científica que asocie las golosinas al aumento de lombrices.

¿Puedo hacer algo para prevenir?

Extremar las medidas de higiene. Uñas cortas, cambio de ropa interior a diario, lavado de toallas y sábanas frecuentemente con agua caliente…y por supuesto: ¡lavado de manos!

Este post es como el de los piojos con el que tanto os reísteis, en cuanto empecé a escribirlo ya me picaba todo el cuerpo!

Y hablando de picores, hace unos años mi hijo después de cenar me dice:

  • Mami, me pica el “eno”
  • ¿El “eno”, cariño? – le contesto con cara de pez…
  • Sí, mami, el “eno”! El culete!
    Me entra la risa floja y tras varios segundos en los que el pobre Carlitos hacía pucheros observo a su hermana pequeña muerta de la risa panza arriba en el sofá. Se levanta y le dice:
  • Que no, Carlos, que no se dice ENO, se dice ONO!!!

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