Nos han dicho que esto son moluscos, pero parecen verrugas.- nos decís frecuentemente.

Y lo cierto es que los moluscos no son verrugas, aunque lo parecen, son unas lesiones benignas, localizadas en la piel con aspecto de grano redondeado del mismo color que la piel y que si os fijáis bien, tienen un puntito central como si fuese un ombligo.

La infección está producida por un virus (poxvirus) y es propia de la infancia, aunque de vez en cuando también se puede ver en adultos.

¿Cómo se transmiten los moluscos?

Se transmite por contacto directo de las lesiones y en alguna ocasión por compartir toallas aunque el contagio entre distintos miembros de la familia no es habitual.

Es muy frecuente en niños con dermatitis atópica de los que hablamos largo y tendido en este post. Y esto se produce porque la barrera cutánea de los niños atópicos está alterada, eso hace que sean mucho más propensos a que distintos gérmenes (bacterias, virus) penetren por alguno de los eccemas o de las lesiones de rascado que tienen, se instalen allí y generen una lesión. Por eso también, el impétigo del que os hablé aquí, puede ser más agresivo en niños atópicos, así como las lesiones por varicela.

Impétigo de un paciente de mi consulta

¿Se pueden prevenir los moluscos de alguna manera?

En los niños atópicos es vital una buena hidratación para conseguir reestablecer la barrera cutánea y así impedir que el virus penetre. Por eso es tan frecuente encontrar los molluscum sobre lesiones de eccema. Si la piel está dañada, fisurada y seca, el molluscum va a seguir apareciendo. Así que, antes de nada: hidratar, hidratar, hidratar.

¿Cuál es su tratamiento?

Por raro que os parezca los moluscos se curan solos.

Estas lesiones son temporales. A veces tardan semanas, otros años, pero llegará el día en el que desaparezcan. A los niños no les suele molestar por lo que, si está en una zona que no es problemática, que no le roza, si es una o dos lesiones que no van a más, no haría falta tratar.

Si por los motivos que sean, se decide tratamiento, contamos con distintas posibilidades que vuestro pediatra y dermatólogo os contarán.

1.Hidróxido de potasio (conocidos como Molutrex o Molusk): es un tratamiento tópico que se pone en casa. Yo recomiendo poner un poco de vaselina alrededor de la lesión por si gotea algo del producto que no le lesione la piel sana. Después de esto, aplicaremos con el pincel el producto. Lo haremos todos los días hasta que el mosluco se ponga rojo. En ese momento dejaremos de aplicarlo, se hará una costra y se caerá.

2. Curetaje o pinzas: habitualmente, los dermatólogos bien con un utensilio parecido a una cucharita diminuta cortante o bien con unas pinzas, retiran el molusco. Es una técnica que molesta un poco por lo que recomendamos poner una crema anestésica una o dos horas antes para aliviar el dolor. Al quitarlo, sangran y esto a veces impresiona a niños y a padres.

3.Crioterapia con nitrógeno líquido: el dermatólogo aplicará el nitrógeno líquido y este congelará la lesión y el virus morirá. Tras varios días el molusco se desprenderá. Es una técnica dolorosa por lo que también se recomienda la crema anestésica previa.

El problema fundamental de las tres técnicas es que pueden quedar pequeñas lesiones en la piel que a veces desaparecen y otras no y que aun quitándolos no se puede garantizar al cien por cien que no vuelvan a salir. Os lo digo por experiencia porque mis hijos, ambos, como buenos atópicos que fueron durante su primera infancia (herencia de sus padres) tuvieron bastantes moluscos. Algunos se los quité yo misma por estar en zonas comprometidas que les molestaban, pero la mayoría, dejé que siguieran su propio proceso hasta que desaparecieron.

Por lo que tanto, tanto si el profesional decide tratar como si se decide no tratar, ambas opciones serían correctas.

Como siempre en medicina, hay que individualizar cada caso, valorar al niño, hablarlo con su familia, valorar la o las lesiones, la localización y tomar una decisión.

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“Acabo de terminar el webinar de “límites rabietas” y sólo me queda darte las gracias por todo. Me has hecho comprender cómo funciona ese pequeño, pero complejo cerebro y cómo ayudar a mis hijos a gestionar esas rabietas. Ha sido como tomarse un café contigo; literal, me he tomado un café mientras te veía 😉 ¡Muchas gracias por todo! ” Javier. 

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