Esta semana he recibido a varios papás en la consulta que acudían solos con sus hijos. Además he recibido algunos emails de padres que me han hecho reflexionar y que me han conmovido.
- Lucía, yo no sé si lo hago mejor o peor, lo que sí pretendo con María es ser el segundo mejor padre del mundo- me dijo un papá al que adoro, ya no sólo por su propia historia personal si no por la energía que transmite cuando atraviesa la puerta de mi consulta y que perdura durante horas.
- ¿El segundo mejor padre del mundo? – le pregunté con curiosidad infantil
- Sí, el segundo, porque el mejor padre del mundo ha sido y es mi padre. Así que yo con llegar a ser la mitad de lo que ha sido mi padre para mí, conseguiré ser el segundo mejor padre del mundo.
Aquello me dejó sin habla. Me eché hacia tras en la silla, suspiré profundo y observé durante unos segundos cómo cogía a su hija en brazos, le apartaba el pelo de la cara e intentaba rehacerle la coleta.
El tiempo se detuvo. Me hubiese quedado allí, como mera espectadora, durante horas, robándoles esos minutos de intimidad a ese padre que sin saber demasiado de él, puedo asegurar que es un padre maravilloso. No dejó de sonreír ni un solo instante, no dejó de mirarme a los ojos más que para mirar a los ojos de su hija.
Era una mañana tranquila, así que pudimos hablar largo y tendido del cambio que supuso el convertirse en padre, de lo que nos hacía felices, de lo afortunado que se sentía cada mañana con la familia que tenía y pensé:
- Hay familias con magia y esta, es una de ellas.
Al día siguiente apareció por mi consulta otro papá con magia. Era la primera vez que venía y acudía con sus hijos. Su hija mayor, entrando en la adolescencia, tuvo una pequeña crisis de ansiedad allí mismo, delante de mí. Antes de que pudiera darme tiempo a levantarme para sentarme a su lado y enseñarle algún truco para controlar su respiración, su padre ya la había cogido, la había sentado en sus rodillas a pesar de su tamaño, la besaba en la frente mientras con sus dos manos sujetaba dulcemente su cara y le susurraba:
- Tranquila, mi amor, todo está bien, toooodo está bien. Déjalo salir, déjalo salir…
Sin darme cuenta me encontré invadiendo una parcela de la intimidad de esta familia que me conmovió. Permanecí en silencio, observando. La niña-mujer cerraba los ojos y respiraba guiada por la respiración de su padre quien con sus manos robustas, abiertas, abrazaba las mejillas sonrosadas de su hija, sus frentes estaban unidas y su respiración se convirtió en una sola.
Sus hermanos miraban la escena con amorosidad, con una serenidad pasmosa, con una conexión y una empatía inusual a estas edades.
- Esta familia es especial- pensé de inmediato.
- Cielo, tienes una suerte inmensa de tener un papá con esta sensibilidad, ¿sabes? Le dije una vez había recuperado la calma. Si alguna vez te vuelve a pasar, esto es justamente lo que has de hacer. Yo te daré unos truquitos para que lo puedas controlar y superar tú sola. Si aún así crees que no lo puedes gestionar, busca a papá o a mamá.
Antes de continuar, su padre me interrumpió.
- No hay mamá- me dijo con la más dulce de sus sonrisas.
Aquella información no concordaba con el amor que me transmitía su mirada.
No supe qué decir. Era la primera vez que les veía. No quise preguntar más allá de lo que ellos no quisieran contarme. Ya tendríamos tiempo para conocernos. Así que le devolví la sonrisa, levanté las cejas y le invité a atravesar la puerta de la confianza para poder construir una relación sólida conmigo como futura pediatra de sus hijos.
Funcionó. Parecía que nuestras miradas hablaban el mismo idioma.
- No hay mamá- continuó- hay dos papás- me contestó lleno de orgullo y satisfacción.
He de reconocer que sentí un alivio inmenso. Por unos instantes me había imaginado una triste y prematura pérdida. Pero no. Lo que vino a continuación fue maravilloso. Me contaron su historia y yo sin saber muy bien cómo, terminé contándoles una historia similar vivida en primera persona con un miembro de mi familia. Nos emocionamos y en unos minutos la consulta se llenó de experiencias vitales. Terminamos la visita con un ataque de risa de uno de sus hijos. Un ataque de risa tan contagioso que durante unos minutos el mundo de nuevo, se detuvo.
El papá se despidió de mí dándome dos besos, un abrazo y un “gracias” desde el corazón.
- Gracias a vosotros. Sois una familia maravillosa- le contesté.
Cuando salieron por la puerta cogí el móvil, escribí a mi chico y le dije: “Acabo de vivir un momento mágico, en la comida te lo cuento” y pasé al siguiente paciente.
Padres inspiradores. Porque mejores o peores, son únicos para nuestros hijos. Porque son pieza clave en la crianza y esto, a veces, se nos olvida.
Ayer mismo me escribía Manuel, un lector gallego, reprochándome “sin llegar a poner puchero” añadía, que le encantaba cómo escribía pero que echaba de menos un poco más de presencia de los padres. Y le di la razón. Escribo como madre, porque soy madre. Reivindico las emociones de las mujeres, porque soy mujer, porque quizá mis circunstancias particulares me hayan hecho convertirme en una “madre leona” pero hoy he decidido rendir un pequeño homenaje a los papás que me leéis. Y digo pequeño porque unas cuantas líneas no hacen justicia a la maravillosa labor que hacéis en este camino.
Me encanta escucharos, me encanta ver vuestra visión de la paternidad, esa vuelta de tuerca que vosotros le dais y que nosotras no alcanzamos a entender. Envidio vuestra mentalidad práctica y vuestra sensibilidad cuando habláis de vuestros hijos. Me enternece ver cómo os quitáis los escudos en la consulta o en vuestros emails y habláis de vuestra paternidad real, con vuestras luces y vuestras sombras, que también las tenéis. Sé que a vosotros os cuesta mucho más que a nosotras hablar de emociones por eso, cuando lo hacéis, lo valoro tremendamente, es como si me hicieseis un regalo. Y admiro vuestra capacidad de entendernos o al menos de intentarlo, porque reconozco que somos demasiado complicadas…
Podría contaros docenas de historias de padres, pero no quiero extenderme mucho más.
Siempre digo que el sentimiento de la maternidad es universal: todas sentimos parecido independientemente de nuestras circunstancias y profesión. Pero, ¿sabéis una cosa? Que el sentimiento de padre también es muy parecido entre todos vosotros y ahora sí lo puedo decir, después de varios años escuchando vuestras historias.
Sentimos diferente, seamos sinceros, de esto hablo “sin filtros” en mi segundo libro, “Eres una madre maravillosa”. Pero eso no quiere decir que las mujeres queramos más a nuestros hijos. No nos equivoquemos. Ni que una manera de querer sea mejor que la otra.
Sentimos diferente porque somos diferentes. Pero ambos compartimos el mismo sentimiento, ambos somos capaces de dar lo más valioso de nuestras vidas que es, nuestra propia vida. Y esto, una vez más, es un sentimiento universal.
Al principio y al final de este viaje apasionante, lo que debe unirnos, es el amor por nuestros hijos y a partir de ahí, todo lo que queramos construir está en nuestra mano, sin miedo, sin límites. Y pase lo que pase.
Y termino con un email que recibí de otro lector, Juanjo. Gracias Juanjo por tu generosidad y por tu sensibilidad. Juanjo me escribió hace unas semanas dándome las gracias por “Lo mejor de nuestras vidas”. Lo leyó antes que su mujer y le conmovió como me conmovió él a mí con esta carta a Esther, su chica, de la cual he decidido compartir con vosotros un pequeño fragmento:
“Con medio cuerpo fuera, el médico te dijo que vieses a tu hijo y tú misma, lo terminaste de sacar con tus manos, y te lo colocaste encima. Os taparon y os dejaron. Eso lo cambió todo, para siempre. Entendí que ya siempre vosotros dos, ya no seríais dos, si no uno. Fue el momento más bonito que he presenciado nunca.
Ya en casa todo son preguntas, dudas y decisiones, mejor o peor lo estamos intentando, lo estás intentado, y eres fantástica. Anoche mientras le dabas la toma, te observé cómo le mirabas, como él te agarraba, esa conexión. Nunca te había visto mirar así, tus ojos expresaban algo más que amor, quizá fuese ese conexión que comenzó en el paritorio, no lo sé. Quise decir algo, quería participar, pero no era el momento, yo soy parte igual ayudándote en todo lo posible, pero tú desde aquel día, y para siempre, pase lo que pase, serás la más grande, mi heroína. Ahora lo entiendo todo. Seguirán saltando dudas, seguiremos tomando decisiones pero amaremos para siempre. Os quiero”
NOTA: esto que acabas de leer es un fragmento de uno de los capítulos de “Eres una madre maravillosa”
Dra. Lucía Galán Bertrand. Pediatra. www.luciamipediatra.com
Autora de:
- Lo mejor de nuestras vidas, 2016. 11ª edición. Planeta. A la venta AQUÍ.
- Eres una madre maravillosa, 2017. 4ª edición. A la venta AQUí.
- El viaje de tu vida, 2018. Preventa y reserva AQUÍ. No te quedes sin tu ejemplar. Cómpralo ya y a partir del día 10 de abril te llegará a casa. A la venta en librerías el 10 de abril de 2018.
- Video curso online “Crianza de 0-4 años” de la Escuela Bitácoras. Descárgatelo y podrás verme y escucharme cuando quieras AQUÍ.
- Próximos talleres y conferencias en España AQUÍ.
Pacofer
4 mayo, 2017 — 19:35
Y yo que le debo una disculpa, doctora…. ;-)…. Una grande….
Lucía Galán Bertrand
4 mayo, 2017 — 19:37
Nada, nada… No pasa nada! Estamos todos a una en este viaje maravilloso!
Un abrazo muy fuerte!!!
Naiara
20 abril, 2017 — 0:12
Da gusto leerte.
La experiencia de mi marido, con la primera visita él sólo a la pediatra fue todo lo contrario. Yo no podia ir por motivos laborales y él estaba encantado, feliz e ilusionado por ir con su niña. Las dos abuelas se ofrecieron para ayudarlo, pero él ia encantado solo.
Era la revisión de los 6 meses, y en cuanto entró (y la madre??) y en menos de 5 minutos estaba en la calle con la niña. Ni una pregunta sobre que tal dormia, si lactancia materna, si comia, le pesaron y le midieron, no le comentaron cómo iba(percentil 3, siempre justita de peso) ,él preguntaba y la respuesta que obtuvo”todo bien, si queréis algo que venga la madre que ya le explicaremos “. La cara de frustración, y el sentimiento de pena con la que vino a casa fueron un poema.
Ni que decir tiene, que pusimos una queja(era en una consulta de la seg. Social) y hemos cambiado de pediatra.
Myrian
17 abril, 2017 — 15:08
Una vez más, cómo leerte sin emocionarme. Pero voy en el metro, así que contengo las lágrimas y te leo en varios intentos porque si lloro la gente me mirará raro, como diciendo… pobrecilla, qué le pasará, y no sabrán que lloro de felicidad de saber lo que es ser madre, que lloro por poder estar experimentando esa sensación de plenitud y amor incondicional que resulta de haber dado a luz al ser al que más puedo amar en el mundo, que lloro de gratitud por tener a mi lado a un marido que es un padre ejemplar y que llora junto a mí por cada nueva experiencia, que lloro de satisfacción, de orgullo, de admiración hacia mi hija, que lloro porque siento y siento que soy feliz. Gracias Lucía.
Lucía Galán Bertrand
17 abril, 2017 — 15:09
Gracias a ti!!! Gracias por compartirlo! Un abrazo inmenso!!
Teresa Valverde
13 abril, 2017 — 8:42
No hay post en el que no consigas emocionarme…siempre digo: ah, mira, éste parece normalito…y termino con la lágrima hasta el suelo jajaja.
Eres genial y por lo que leo una pediatra fantástica, ojalá todos fueran así y den tanto cariño y atención a cada uno de sus pacientes.
A ver para cuándo una conferencia en Murcia.
Un besazo,
Teté
Lucía Galán Bertrand
13 abril, 2017 — 8:44
Muchas gracias Teresa!!! En Murcia acabo de estar, qué pena. De hecho era la segunda vez que iba en menos de un año. Un abrazo muy fuerte!
Teresa Valverde
27 abril, 2017 — 12:15
Vaya! No me enteré!! Qué pena, a la próxima no fallo. Un abrazo!
Jon.
19 abril, 2016 — 20:43
Gracias por acordarte de los Papis.
Yo desde el minuto uno, que nos dijeron que eran 2 me involucré y participe en todo lo relacionado con el embarazo, lo tenía claro desde el principio. Todavía existe mucho machismo, también muchas mujeres madres, ven con malos ojos que el padre se coja el permiso de lactancia como en mi caso y mi mujer acepte una oferta de trabajo, mientras estaba de baja maternal, otros opinan y afirman que es preferible una guardería porque así me dicen que las niñas serán más sociables, esa misma que dice que su hija con 5 meses va contenta a la guardería porque es la primera en entrar y tomar el desayuno, mientras ella se va a estudiar y el al gimnasio , esos mismo padres que me ven y dan su opinión al respecto sin yo pedirla de cómo debe ser la educación de mis mellizas, opiniones machista todas, pero como aprendí hace tiempo a no hacer caso a nadie y hacer lo que yo crea es mejor y he decidió ser el PAPA, estar desde el minuto uno, a coger a mis mellizas en el parto y no dormir para calmarlas cuando lloren a darles el biberón, a cambiarlas, a decidir sobre su ropa, a ser parte de su educación, presente y futura. En fin que desde que te he encontrado he visto un poco de luz, en mi soledad como padre primerizo y participativo, porque no tengo ni referencias en mi familia, ni amistades por una cosa u otra con las que pueda compartir esta experiencia maravillosa, llena de felicidad y amor, levantarte a las 6 de la mañana y que se rían nada más verte, eso no tiene precio, ver cómo se comen su primera papilla de fruta, ver su primer intento de levantar el cuello y ver cada avance que hacen, no tiene precio, como digo yo cada vez que me ven y me dicen “uff eso da mucho trabajo” y yo contesto, no dan el doble de felicidad y amor; en fin para otros padres no entiendo esa actitud negativa. Bueno ya me he desahogado un poco y otro día más que recuerdo todo y me emociono en soledad. MIL GRACIAS.
Anónimo
18 abril, 2016 — 23:11
Justo leo este post y veo lo alejada que está mi situación de tener un papá de mi hija y / o un marido ideal. Hoy me gustaría ser hombre y no tener tanta carga y responsabilidad como tenemos (creo) la mayoría de las madres.
Nacho
18 abril, 2016 — 10:47
Buenos días,
Gracias por el post Lucía, es maravilloso y siempre emocionante. Coincido en la visión de muchos papás es que se echa de menos algo más de ‘presencia’ en tus post y libro sobre nosotros, pero veo que ya se están tomando cartas en el asunto. A mí me sigues encantando de todas formas, ¿eh?
Yo también voy a dar mi opinión, en concreto, sobre el comentario de Vir. Le diría que reflexione por un momento y se pregunte si acaso sabe por qué esa niña adolescente tenía un ataque de ansiedad. Hay muchos adolescentes con familias con madre y padre que tienen ataques de ansiedad, ¿por qué lo asocias a que venga de necesitar una madre?
Me atrevo a darte una recomendación. ¿Podrías entrevistarte con chicos y chicas de familias con dos papás o dos mamás y que te contaran su experiencia como familia? Quizás así, saldrías del gran error en el que, en mi opinión, estás metida.
Hazlo, ¡de verdad!, no seas egoísta, es la única forma de que te des cuenta que estás muy equivocada.
¡Ánimo!,
Saludos.
Lucía Galán Bertrand
18 abril, 2016 — 10:58
Gracias Nacho, gracias de verdad. Coincido plenamente contigo en cuanto al comentario de Vir, desafortunado y muy muy alejado de la realidad. Afortunadamente somos muchos los que pensamos que lo importante para que un niño crezca sano y feliz es el amor que reciba, independientemente del sexo de quien se lo entregue.
Un beso.
María José - Abrazos
18 abril, 2016 — 10:13
Buenos días Lucía,
Como ya te comenté tras leer este post: llorando de emoción mientras mis hijas se partían de risa con sus juegos.
Gracias por tanto… gracias por contestar, en la medida de lo posible, a nuestros comentarios en el blog, redes sociales y e-mails.
Me he quedado a cuadros con un comentario sobre los diferentes tipos de familias y las necesidades de los niños. Vaya por delante que en mi entorno las familias las componen mamás, papás e hijos/as; no tengo el gusto de compartir mi vida con familias formadas por papás e hijos/as ni por mamás e hijos/as. Las necesidades de los niños desde que nacen es recibir amor y cariño en estado puro, es que estemos con ellos en los momentos alegres, en los llantos, en la tristeza, en las risas, en las rabietas… en definitiva ESTAR en sus necesidades y que lo más importante de nuestras vidas sepan que pueden contar con nosotros sin dudar. El AMOR, el CARIÑO y el ESTAR lo pueden recibir de papá y mamá, de los dos papás, de las dos mamás, de sólo papá o de sólo mamá (disculpadme si me dejo algún modelo de familia); la duda que me surge es, ¿pueden dar AMOR y CARIÑO y sabrán ESTAR A LA ALTURA los papás que no son capaces de entender los diferentes tipos de familias?, ¿Qué pasaría si a unos de sus hijos le empezara a gustar Juan en lugar de María o a una de sus hijas le gustara más Irene que Pablo?, ¿se sentirían sol@s es@s niñ@s o recibirían el apoyo y la comprensión de sus padres?, ¿Pensarán esos padres en las necesidades y sentimientos de sus hij@s o simplemente pensarán en continuar siendo una familia ejemplar de puertas para afuera para evitar a toda costa el qué dirán?, ¿quién piensa en los niños?.
Mi admiración a ese papá que trató la crisis de su pequeña con todo el amor del mundo, mucho ánimo! pero ánimo, no por las crisis en sí, ya que con el cariño, comprensión y amor que le profesa a su hija pre-adolescente conseguirá apaciguarlas, sino por tener que luchar contra viento y marea por sacar adelante a su modelo de familia ante las miradas de desaprobación e incomprensión de unos pocos.
Bravo a los papás, a las mamás, a TODAS las familias, bravo por la empatía y por todos los que queremos un mundo mejor y más comprensivo.
Y como simpre… Gracias Lucía!!!
Beatriz
19 abril, 2016 — 12:25
María José, un aplauso por tu post!! Me ha encantado!!
Ójala algún día desaparezcan esos pocos que desaprueban o no entienden los diferentes modelos de familia. Y sobre todo haya respeto y empatía.
Mientras que haya amor, cariño, compresión, educación, empatía, ¿qué problema hay en tener dos mamás, o dos papás o una mamá o un papá, o un papá y una mamá, etc etc?
Y gracias Lucía, por escribir como lo haces y por estar presente en nuestro día a día!
Paloma
17 abril, 2016 — 21:35
Gracias Lucia…
Siempre maravillosas tus palabras…
Es una delicia leerte, siempre consigues emocionarme, hacerme reflexionar…gracias
Diego
17 abril, 2016 — 12:38
No creo que necesites muchas más palabras de un papá enamorado de Una mamá indestructible y dos gladiadores desastre, revoltosos y maravillosos.
Gracias. ?
Lucía Galán Bertrand
17 abril, 2016 — 12:39
Jajajajaja! Gracias a ti!!
Ana
17 abril, 2016 — 11:40
Una vez más emocionandome y dando directo al corazón con tu post…
Justo en estos días creo que mi pequeña se está destetando y me está doliendo en lo más profundo de mi corazón. Después de un día de ofrecerle el pecho y decirme que no con una sonrisa en su boquita y dos lágrimas en mis ojos, después de ir asumiendo que esa maravillosa etapa, experiencia parece tener fin con mi niña… Por fin llegó mi marido de trabajar. Lo esperaba ansiosa y nerviosa, no sabia que me iba a decir cuando le contase que la niña parecía estar destetandose… Y sabes que? Me miró mis ojos llorosos y….lloró conmigo…
Viva por los padres que dais tanto, a veces a vuestra manera, pero siempre amorosos.
Gracias Lucía por dedicar unas palabritas a los super papis.
Lucía Galán Bertrand
17 abril, 2016 — 12:07
Qué bonito Ana!!!! Muchas gracias por compartirlo!!! Un beso inmenso!
Pablo Gosálvez
17 abril, 2016 — 10:49
Buenos días Lucía y miles de lectores,
Qué alegría me da leer tu publicación, al fin una pequeña ventana abierta a la paternidad.
Entiendo que radicas tus palabras,
sentimientos y experiencias en tu visión personal, pero me encantaría que entendieses que te estás convirtiendo en un referente para muchas familias que buscan entre las líneas de tus post, declaraciones o páginas de tu libro, respuestas para afrontar el día a día con mayor seguridad y disfrute.
Qué maravilloso el mundo de los hijos, qué plenitud más grande te hace sentir por momentos, pero que falta de formación e información para afrontar la llegada y permanencia de estos locos bajitos que serán cada día menos bajitos.
Vivimos en un mundo que adolece de “titulitis” para todo y resulta que la tarea más complicada que se nos encomienda en la vida a los que nos decidimos embarcarnos en este maravilloso viaje no exento de curvas y montañas, no requiere de ninguna información, formacion, recomendación, etc….
Por este motivo entre otros muchos eres tan importante y te pido que nos hagas a los padres tan protagonistas como a las madres, porque somos necesarios y lo más relevante, queremos, queremos ser parte del día a día, queremos amar y amamos incondicionalmente a nuestros hijos, queremos ser partícipes de cada etapa, protagonistas de la mano de esas madres heroínas, NO queremos ayudar ni colaborar, queremos compartir y sumar, comprar la ropa, llevar al médico, ir a las reuniones del colegio, hacer la comida, los tritus, levantarnos por la noche, hacer el biberón, TODO sin excepción.
Porque nos ha costado mucho eliminar etiquetas (y lo que nos queda…) y tenemos una gran sensibilidad, no más ni menos que nadie, hablemos de personas no de sexos…
Por todo ello, aplaudo tu reflexión de hoy y te animo a que la incorpores a tu discurso, para aportar tu granito de arena (en tu caso mucho más por la repercusión que logras) a que seamos cada día mejores.
Y para terminar animar a todas las familias a que se formen, que somos educadores emocionales, que hay multitud de opciones para ello, cada día más cursos de padres y de formación para que seamos mejores y ayudemos a nuestros pequeños y a nosotros mismos.
Me voy a disfrutar del domingo y de la playa alicantina con mi especial y maravillosa familia.
Un abrazo.
Lucía Galán Bertrand
17 abril, 2016 — 11:22
Buenos días Pablo:
Qué bonitas tus palabras, qué ciertas y qué razón tienes!!! Todos sumamos, todos aportamos, todos iguales pero todos diferentes, esto es lo que enriquece a las personas. Gracias por tu sensibilidad. Tomo el testigo que acabas de darme en mano y prometo escribir más y mejor sobre la paternidad, con todo y sin filtros.
Un beso!! A disfrutar del día que ha salido espectacular!
Manuel Rivera
17 abril, 2016 — 10:15
Te escribo desde el movil, tumbado en la cama con una morenita de 2 años con su cabeza sobre mi regazo, medio destapada y disfrutando de un perfecto sueño dominguero tras el bibe.
Haciendo la H por supuesto, clavándole los pies a su madre en la espalda.
Al otro lado de la cama, mi rubia favorita, mis rizos de oro con sus cuatro años que mentalmente me parecen diez, pero que duerme abrazada a su madre como si no existiera otra preocupación en el mundo.
Y me emocionas, en mi momento perfecto de felicidad, disfrutando de la mañana de domingo consigues emocionarme acordandote de nosotros, resumiendo en un solo articulo tanta variedad de padres, unos mas serios y disciplinados, otros mas payasos y emotivos, y la mayoria, que jugamos a equilibrar todas las facetas lo mejor que podemos.
Te doy las gracias en el Facebook, sobre todo porque ayudas y mucho a muchas madres, pero también porque aun siendo un referente la realidad es que encuentras muchos blogs y muchos libros sobre la maternidad, pero muy pocos sobre la paternidad vista desde la sensibilidad y las experiencias personales.
Es cierto que los padres en general tendemos a ser mas reservados, absurdamente casi nunca compartimos nuestras experiencias, ni entre amigos, quizás por un falso sentimiento de masculinidad.
Pues hoy quiero romper ese tabú, en agradecimiento a ti y a tu artículo. Estoy seguro de que somos muchos, aunque no todos estén hoy aquí escribiendo.
Había pensado agradecertelo por mail, pero me ha parecido mas consecuente hacerlo en público, ya que tu contínuamente nos desvelas tus sentimientos en cada parrafo, que menos que hacer lo mismo por una vez.
Te repito lo que te dije ayer, ahora delante de todos. Lo que haces es maravilloso, nos ayudas a que nuestros peques sean un poquito mas felices con cada consejo, y eso no tiene precio.
Lucía Galán Bertrand
17 abril, 2016 — 11:18
Hola de nuevo Manuel, qué bien que te hayas animado a escribir aquí frente al mundo! Jejeje. Impone un poco, verdad? A mí me sigue imponiendo, no te creas. Y en ocasiones lo que escribo no encaja con otras personas, pero así he decidió seguir en este blog, fiel a mis sentimientos y fiel a mis conocimientos. Efectivamente os cuesta hablar de emociones por eso no puede pasar el día de hoy sin agradecerte una vez más tu generosidad al hacerlo aquí.
Formamos todos un gran equipo, vosotros los que me leéis y me escribís y yo que os escucho y toma buena nota de vuestras opiniones. Entre todos tenemos aquí un espacio que nos nutre y nos anima a hacer las cosas mejor y mejor, desde la aceptación, desde la tranquilidad y desde el convencimiento profundo que nuestros hijos son nuestro futuro.
Un beso grande a toda tu familia, maravillosa seguro!
Vir
17 abril, 2016 — 10:00
Querida Lucia, probablemente no contestes a este mail. En mi caso ya no lo haces. No se bien por qué. Falta de tiempo, o una critica a MalasMadres que hice en su dia cuando te hiciste colaboradora de ellas. Pero no creo q merezca el silencio cuando yo no hice nada. Solo exprese mi malestar por un comportamiento de ellas en un acto.
Voy al grano. Te sigo desde casi los inicios, que no fue hace tanto, me encanta tu luz, sensibilidad y como expresas y escribes. Deseando estoy que vengas de nuevo a Madrid y poder ir a verte. Cuando habia alguno post que compartiera menos lo respetabas con cariño. Contestabas. Se que ahora debes estar hasta arriba. Lo se. Pero que tu silecio sea por eso.
Este maravilloso post del Padre, lo comparto al 100%. Mi marido aun le puede ese escudo pero se le nota su enorme sensibilidad y capacidad con nuestra hija. Pero aunque comprendo que no te quieras meter en ese charco, a mi se me parte el corazon al pensar en esa niña adolescente, con un ataque de ansiedad, y solo me digo…”Dios, como debe desear una Madre…” adorará a sus Padres, pero seguro que una Madre la necesita porque como bien dices, somos diferentes, sentimos diferentes y hacemos un papel diferente. y se priva a esos ninos de un Padre o una Madre por satisfacer un deseo personal, algo egoista en muchos casos, de tener hijos. Hay ya muchas experiencias de mujeres y hombres criadoos en hogares con dos mamas o dos papas que lo evidencian. Se que ese Padre será maravilloso. Y su Pareja. Pero una vez mas…¿quien piensa en los niños?
Y se que parejas de separados, o de Padres que se chillen y se lleven mal, o de viudos, pueden hacer el mismo daño. No se trata de eso o comparar. El Ideal lo sabemos todos. Ahora hablamos de lo que hablamos.
Y solo expreso mi opinión.
Un abrazo y gracias por todo lo que aportas y ayudas.
Lucía Galán Bertrand
17 abril, 2016 — 10:08
Buenos días Vir, no sé quién eres pero déjame que esta vez sí conteste a este comentario que me llega justo en un momento en el que estaba con el teléfono a mano. No contesto a todos los
Mensajes que me llegan porque me llegan cientos. Sí, cientos. Has leído bien. Recibo 10.000, a veces 20.000 o 30.000 visitas al día y eso podrás imaginar los comentarios que genera, verdad? Así que no es nada personal, si te he visto en alguna ocasión no lo recuerdo lo siento mucho, así que te animo a que si nos volvemos a encontrar me me digas que eres tú. Tampoco recuerdo la crítica que hiciste en su día. Como te digo me llegan cientos de comentarios (blog, Facebook, Instagram, Twitter, email…) y mi vida no da para contestar a todos. Aunque comprendo que te gustaría.
Respecto a los distintos modelos familiares con los que convivimos habitualmente directamente no voy a entrar. No coincido en absoluto con tus palabras, con ninguna de ellas. El amor no entiende de sexos.
Un abrazo,
Lucía.