– ¡Me tiemblan hasta las pestañas! – me dijo en una ocasión mi hijo en un momento de máxima excitación.
Pues así estoy yo ahora mismo. Temblando como una hoja. Y es que la salida de un libro siempre es un momento especial. Porque tras habitar más de un año en tu ordenador, en tu despacho, en tu casa y en tu mente, de pronto deja de ser tuyo para ser compartido con el resto del mundo. Y eso, creedme, da un vértigo considerable. Os escribo satisfecha, con la conciencia tranquila, orgullosa del trabajo realizado y feliz de saber que habrá miles de familias que puedan disfrutar de la lectura tanto como yo lo hice de su escritura.
Ya lo tenéis aquí, una vez más, trocitos de mí sobre vuestra mesita de noche.
Y os diré algo más: aunque a priori te puedas sentir abrumado o abrumada por el exceso de información, te puedo asegurar que siempre es mejor saber que no saber, que el conocimiento no es solo poder, sino que es control y es calma. Y esto, en la maternidad y paternidad, vale oro.
Ahora mismo afortunadamente contamos con muchos medios y recursos para no tener que creer a pies juntillas lo que nos dice el curandero, nuestras abuelas, vecinas o suegras, aunque estas lo hagan desde la mejor de sus intenciones. Y esto será una piedra más de esa pared que estamos construyendo basada en la evidencia, en el rigor y por supuesto en la sensibilidad que todos necesitamos.
¿Y qué vas a encontrar en “Los virus no entran por los pies”?
Desde cuestiones tan fundamentales como las infecciones, la alimentación y el neurodesarrollo a temas tan importantes como el sueño, la salud mental o el bullying.
Desde las vacunas y los accidentes infantiles a los neuromitos que llevamos años escuchando.
Desde los bulos más disparatados leídos en redes sociales, medios o escuchados en el parque a los dardos envenenados que a madres y padres nos han lanzado a lo largo de este viaje.
Gracias a todos por seguir ahí. ¡Arrancamos!