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Tras ver este inspirador video me ha venido a la memoria la época del postparto en el que nos miramos al espejo y no nos reconocemos. Donde todo el mundo espera mucho de nosotras y no llegamos al nivel de exigencia que nos marcamos. Donde si ya tenías algún complejo, estos se multiplican por días… Donde el “no te preocupes, ya estarás mejor” te resulta absolutamente insuficiente.

He abierto también el baúl de mis recuerdos de soledad y miedo, donde hacía verdaderos esfuerzos por mantener mi autoestima en la misma cima donde siempre había habitado.

Qué duda cabe que tenemos defectos ¿Y quién no? Pero hasta esas pequeñas imperfecciones nos hacen genuinas y marcan la diferencia con respecto al resto.

No llevo una talla 38, ni la llevaré (ahora ya lo sé) pero me gustan mis ojos y mi sentido del humor. 

No pretendo cambiar a la gente que me rodea, les quiero como son. No intentes cambiarme tú a mí tampoco.

Cuídate, quiéreteNo pretendas construir “el perfecto padre de tus hijos”, él ya lo es, porque es su padre. Y así lo verán tus hijos. No intentes cambiarle. ¡Potencia sus puntos fuertes! ¡Saldréis todos ganando!

No intentes ser lo que no eres, no funciona. No te engañes.

No construyas un hijo a tu imagen y semejanza, ni le hagas un traje a medida. Él en sí mismo ya tiene entidad propia, él ya es genuino e irrepetible. Enséñale a potenciar todas sus virtudes, a superar sus miedos con sus propios recursos, no con los tuyos. Muéstrale el camino, pero acompáñale en ese viaje apasionante de la vida, cógele de la mano para que sienta tu fuerza y tu energía y suéltasela cuando esté preparado para volar.

¿De qué le sirve a la mamá pájaro alimentar con mimo a sus pajaritos, depositando incluso cada granito de comida en su boca, dándoles el calor que necesitan en invierno y el agua fresca en verano, si cuando llega el momento de saltar del nido, al pájaro ya crecido no le dejan volar?

Respétate. No seas tan exigente contigo misma. Eres y serás siendo única.

Quiérete, mímate, cuídate, ámate.

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