- ¿Crees que el niño ve mal?
- No sé, nunca ha dicho nada. Yo creo que ve perfectamente.
Conversaciones que he escuchado infinidad de veces y lo cierto es que ningún niño sabe que ve mal hasta que ya es lo suficientemente mayor y un día entra por la puerta de casa diciéndote:
- Mamá, no leo la pizarra.
Pero hasta que llega ese momento pueden pasar 6 o 7 años. Demasiado tiempo para un ojo que está en continuo desarrollo y crecimiento.
Uno de cuatro jóvenes tiene miopía. Cifras que según los expertos han sufrido un preocupante aumento en los últimos años. El Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas estima que en 2020 la miopía afectará al 33% de los adolescentes españoles. Y es que la mayoría de los especialistas están de acuerdo en que la miopía es un problema creciente. ¿Tendrá algo que ver el hecho de que cada vez utilicemos con mayor frecuencia la visión cercana (cuando leemos un libro o usamos un dispositivo electrónico, por ejemplo) que la lejana? Es más que probable.
¿Qué es la miopía?
La miopía es un frecuente error de refracción en el que los objetos cercanos se ven con claridad pero los objetos lejanos se ven borrosos. En las personas miopes, la imagen se enfoca delante de la retina, en lugar de en la misma retina y esto trae como resultado una visión borrosa. Infografía de la Clínica Baviera que lo explica perfectamente.
Pero… ¿Cómo puedo saber si mi hijo es miope?
Antes de nada, recuerda visitar al oftalmólogo infantil regularmente. ¿Recuerdas el post de “mi primera revisión con el oftalmólogo infantil”? Aquí os lo dejo. Pues lo dicho.
Ante la menor duda o con antecedentes familiares o personales de importancia, nunca es pronto para realizar una primera revisión oftalmológica (aunque no sepa hablar…)
Tanto profesores como padres debemos estar atentos de las señales de alerta que nos pueden indicar que hay algún defecto de visión, ya sea miopía o cualquier otro.
- Dolores de cabeza frecuentes.
- Se acerca mucho a la tele, a las pantallas, a la hoja mientras pinta, a los cuentos o a los objetos pequeños que hay encima de la mesa.
- Que guiñe los ojos con frecuencia.
- Fracaso escolar o bajada repentina del rendimiento escolar.
- No reconoce caras conocidas que están lejos. No ve a los papás a la salida del cole, al hermano mayor en el parque, los aviones en el cielo o las hormigas en el suelo.
- Mueve la cabeza para poder enfocar o gira el cuello
Ante cualquiera de estos síntomas es muy importante que consultes con tu oftalmólogo para hacer un diagnóstico precoz y corregir si precisa, con lentes.
Si nosotros somos miopes
¿nuestro hijo tiene más posibilidades de serlo?
Sí, la miopía tiene un importante componente hereditario. Esto no quiere decir que sí o sí será miope, pero sin duda tendrá más riesgo. Si ambos progenitores tienen miopía, el 60% de los niños serán miopes. Volvemos a lo mismo: atención y revisiones periódicas.
A mi hijo le han diagnosticado miopía
¿Puedo hacer algo para frenar la miopía?
- Si os han recomendado gafas, úsalas, aunque las gafas no van a evitar su progresión, son esenciales para un correcto desarrollo visual.
- Acude a las revisiones rutinarias con tu oftalmólogo infantil. La miopía suele ir en aumento hasta los 18-20 años, edad en la que se suele estabilizar.
- Realizar actividades al aire libre el máximo tiempo posible. Todos los expertos coinciden en los beneficios de realizar actividades al aire libre con una mayor exposición a la luz natural y una mayor oportunidad para que los niños desarrollen la vista a larga distancia.
- Existe relación entre pasar muchas horas con la vista fija en puntos cercanos y el desarrollo de miopía. Será cierto entonces el comentario de las abuelas cuando decían: “los que estudiáis carrera, todos con gafas”. Pues posiblemente no les faltaba razón.
Es por ello que se recomienda el uso responsable de pantallas y móviles en los niños.
- En menores de dos años no expongas a tu hijo a pantallas (recomendación de la Academia Americana de Pediatría).
- En mayores de dos años, no más de 2 horas al día.
- Utiliza un tamaño de letra lo más grande posible.
- Aleja la pantalla lo máximo posible, al menos 30 cm.
- Luz natural preferiblemente. Que los dispositivos no sean la única fuente de luz.
- Aumenta el contraste de la pantalla.
- Y sobre todo ahora que ya estamos en verano, juega al aire libre, sal al jardín, al parque, a la playa o a la montaña y ¡disfruta!
Hasta la próxima.