Algo común en la consulta es encontrarnos con esta situación: ‘Hemos pospuesto la vacuna porque el niño está con tos y hemos decidido retrasar la vacunación’.
Ya sabéis que, los mocos se pillan en septiembre y no se sueltan hasta abril o mayo; y esto es lo habitual en un niño escolarizado durante sus primeros años. Si pospusiéramos todas las vacunaciones por cuadros catarrales leves de mocos y un poco de tos, tendríamos retrasos importantes en los calendarios de vacunación y esto podría traer consecuencias en la salud de los niños; de hecho las trae. No vacunar a un niño es exponerlo a contraer una enfermedad que en ocasiones puede ser grave.
Por lo tanto, es importante resaltar que los mocos y la tos de un resfriado común no contraindica la administración de las vacunas.
¿Cuándo deberíamos posponerlas? Pues vamos a averiguarlo en este vídeo.
Las vacunas salvan cada año entre dos y tres millones de vidas, la inmensa mayoría, niños.
¡Cuidemos juntos la salud de los más pequeños!