Tras la polémica creada y las decenas de miles de visitas en 48 horas con la primera parte “¿De visita al hospital? No, gracias”, os dejo con la segunda entrega. Por fin nos dan de alta y llegamos a casa. Este post está dedicado a una compañera de profesión que como se suele decir “en casa del herrero, cuchillo de palo”. Gracias por haber sido mi fuente de inspiración. Querida, no hay mal que por bien no venga; tu segundo postparto va a ser una delicia.
Os cuento lo que a mi compañera matrona, le pasó.
Ding-dong…
- ¿Está sonando el timbre? – piensas mientras peleas con tu recién nacido porque se enganche al pecho- ¡Serán imaginaciones mías! Después de la experiencia desastrosa en el hospital donde recibí más visitas que la familia Real en Palma de Mallorca, parece que estoy desvariando.
- “En ocasiones oigo timbres”- le dices a tu bebé con voz tenebrosa como si fuese a entender tu chiste malo.
- Cariñoooooo, ¿estás visible? – escuchas la voz de tu marido a lo lejos con un soniquete que anuncia un drama…
Antes de que te dé tiempo a reaccionar, de pronto, se abre la puerta:
Tus suegros y tus cuñados delante de ti, más bien delante de tus enormes y aun doloridos pechos chorreando de leche con un bebé en brazos hecho una furia por haberle interrumpido tal feliz y placentero momento.
- Hola, bonita. ¿Qué tal estás?- tu suegra se acerca peligrosamente- Ay, ay, ay…mira que cosita más preciosa… dame, dame, dame a esta monada- y sin más preámbulos te arrebata a la criatura- ven, amor mío, ven con tu yaya. YA-YA…repite conmigo, YA – YA.
- Mamá, por favor que tiene siete días de vida- parece que tu marido se ha dado cuenta del mal momento que han elegido sus padres para venir a hacer una visita sin avisar y de la mala idea que ha sido entrar en la habitación sin avisar…
Te mira con condescendencia mientras tus ojos se inyectan en fuego…
- WARNING, WARNIG, WARNING… – lleva tu marido escrito en la frente- Mamá, vamos a devolverle el bebé a Alicia para que termine la toma y ahora salen las dos.
Tu suegra te entrega a la criatura a regañadientes con la misma sonrisa que ponías cuando en el patio del colegio te pedían un mordisco de tu bocata de nocilla y ponías el dedo sobre él marcando la señal exacta por donde debía morder tu amigo gorrón.
Respiras hondo, eres una mujer equilibrada, tu marido también. Sabréis salir de esta.
A los pocos minutos decides salir al salón con la mejor de tus sonrisas. “Aquí no ha pasado nada” –te repites una y otra vez. Sin embargo, lo que te encuentras no puede ser más desalentador:
Tu suegro con el morro torcido porque esa tarde jugaba el Barsa; su venganza estaba clara: míralo, allí está, inmóvil, impasible, recostado en el sofá conectado a su radio a través de un pinganillo a lo Pablo Motos del Hormiguero.
- Si por lo menos tuviese la gracia de Motos- piensas
Tus cuñados preguntando a su padre cada minuto y medio:
- ¿Qué ha pasado? ¿Han marcado? ¿Fuera de juego? ¿Falta? ¡Dinos algo papá!
Tus cuñadas, con algo más de conocimiento, te miran en silencio disculpándose con la mirada por el espectáculo futbolero.
Para tu suegra no hay segundas oportunidades; esta vez te arranca literalmente al bebé de tus brazos…
Cuando crees que nada puede ir peor, de pronto tu marido lo hace, lo vuelve a hacer: Con esa sonrisa que sólo se la has visto cuando pretende agradar a su jefe y, frotándose las manos con energía, pregunta al aire:
- Bueno ¿Qué os pongo? Tengo cerveza, cocacola… unos gin tonics ¿Quizá?
Tú, que aún no sabes ni como sentarte para no sentirte un faquir, con tus brazos vacíos de amor y tus ojos llenos de pena, desapareces de escena.
Hablemos de las visitas a casa tras dar a luz:
- Nunca vayas sin avisar. Sin avisar con antelación. Entendemos por antelación varios días, no varios minutos.
- Si no han pasado ni siquiera 15 días desde el parto, ni te molestes. No vayas.
- Si estás enfermo, estornudando, con fiebre o con tos, ni aparezcas.
- No vayas con tus hijos y tu media docena de sobrinos.
- Nunca fumes en casa, tampoco en la ventana. Ni lo preguntes si no quieres caer fulminado con una mirada asesina por parte de la madre.
- Cuando seas padre/madre lo entenderás.
- Si eres tú la que recibes la visita inesperada, no te enfades con tu marido, no merece la pena.
- No ofrezcas nada para comer/cenar/beber… salvo que quieras que se queden al menos un par de horas.
- Aprovechando la existencia de los grupos de Whats app crea unos cuantos: 1.Familia, 2.Amigos- trabajo y 3.Amigos-amigos. Haz un copia pega:
Hola a todos! Soy Martita, he pesado 3200gramos. Mamá y yo estamos muy bien y muy felices. Gracias a todos por preocuparos por nosotras. Cuando estemos las dos recuperadas os avisaremos. Repito: os avisaremos, y haremos una merienda en casa. Un beso fuerte, os queremos: Alicia, Raúl y Martita.
- Y por último, cuando pase todo el postparto, cuando al fin te recuperes y empieces a disfrutar de verdad de la maternidad, vuelve a escribir un copia-pega a los tres grupos diciéndoles:
“Chicos, Marta y yo ya estamos estupendamente. Perdonadme porque el postparto es lo más parecido a estar poseída y he necesitado de un exorcismo en toda regla para volver a ser la que era. Pero ya estoy aquí!! El sábado que viene barra libre en el bar del barrio! Besos a todos”