A media hora de terminar la guardia y a pesar de las ganas que tengo de cambiarme y marcharme a mi casa a descansar, no he podido contenerme a escribir este breve post ante la “coincidencia” de haber visto hoy a tres madres que me han preguntado lo mismo:
¿La leche produce mocos?
Tengo que reconocer que cuando estaba en mi periodo de formación siendo una auténtica novata y oí por primera vez esta pregunta, corrí a mis veteranos con una sonrisa de oreja a oreja con lo que yo pensaba que era una auténtica exclusiva: “¿No os vais a creer lo que acabo de oír?” Entonces eran ellos los que se reían ante mi inexperiencia.
Poco tiempo después descubrí que esa pregunta me perseguiría a lo largo de mi vida profesional de forma irremediable.
No, la leche no produce mocos. No, la leche no produce bronquitis. No, la leche no es ese veneno que nos intentan vender algunos “naturistas”.
Existen numerosos estudios científicos que demuestran que la leche no sólo no produce mocos, ni bronquitis, sino que es un alimento de los alimentos fundamentales de la dieta de un niño en su primera infancia.
¿Pero que es esa moda de quitarle la leche de vaca a los niños y ponerles una bebida vegetal tipo soja o una bebida de almendras?
“Es que a mí la leche de soja me sienta muy bien; por eso se la doy a mi hijo”- me dicen algunas madres.
Primero, la “leche de soja” no es leche, en todo caso es una “bebida de soja”, pero no leche.
Y segundo:
“Mujer, a mí un tinto de verano con mis amigos también me sienta muy bien y no por eso se lo ofrezco a mis hijos”- pienso con una sonrisita traviesa.
La leche de vaca aporta proteínas de alto valor biológico (después del huevo, la leche es la segunda en valor biológico) e hidratos de carbono fundamentalmente en forma de lactosa; es rica en calcio y vitaminas (vitaminas del complejo B y vitaminas A y D, también magnesio, fósforo y zinc).
La lactosa de la leche a su vez facilita la absorción de Calcio y de magnesio. La vitamina D presente en la leche también favorece la absorción de este mineral. Por todo ello la leche es una estupenda fuente de calcio no sólo por la cantidad de calcio que tiene sino porque sus nutrientes favorecen la absorción de ese calcio.
Por lo tanto, no sirve sustituirla por una bebida vegetal carente de estos compuestos y propiedades.
Recuerda también que un vaso de leche equivale a un yogur y medio natural, a 125 gr de queso fresco o a 40-50 gramos de que queso curado.
Con los años algunos adultos se quedan sin lactasa, enzima fundamental para digerir la lactosa, por lo que se convertirán en intolerantes a la lactosa. Pero esto ocurre, en la inmensa mayoría de las veces, durante la vida adulta, momento en el que nuestros depósitos de calcio ya están repletos y el aporte extra de calcio no se convierte en una necesidad primordial como lo es durante la infancia.
“En casa tomamos todos leche vegetal porque mi hijo mayor es alérgico a la leche de vaca, así que sus hermanos también toman soja”.
Pero vamos a ver, si tu hijo es alérgico a la leche, evidentemente no le puedes dar leche; del mismo modo que si es alérgico al olivo no le puedes meter en un campo de olivos; ¿pero a tus otros hijos? ¿Tampoco les dejas jugar un partidillo de fútbol en un campo de olivos? o dicho de otro modo, mi tía es alérgica al marisco, ella no lo come pero yo veo una gamba roja y los ojos me hacen chiribitas! ¡Vamos, que me como sus gambas y las mías!
Ah… ¿Y si los mocos son verdes? Espero que ya hayáis leído el post que escribí hace tiempo acerca de la gama de colores de los mocos ¿no? ¿Mocos verdes = antibiótico? Si aún no sabéis la respuesta a golpe de clik la tenéis.
¡Hasta pronto!