Hoy quiero hablaros de algo que vemos muchĂ­simo en consulta y que genera muchas dudas: la bajada de peso en bebĂ©s cuando se ponen enfermos. 

Entiendo perfectamente vuestra preocupaciĂłn, cuando sobre todo en esos primeros meses de vida, parece que todo gira en torno a la báscula y los gramos que ha ganado Âżverdad? 

Es normal que os preocupéis, pero me gustaría mandar un mensaje de tranquilidad: perder un poco de peso durante una enfermedad es absolutamente normal.

Cuando los niños están enfermos, lo primero que hacen es dejar de comer, incluso antes de que inicien la fiebre, ya ha disminuido el apetito lo que nos anuncia que algo está a punto de suceder. Parece que el cuerpo está volcado en luchar contra esa infecciĂłn, ya sea una bronquiolitis, una otitis, una gastroenteritis y ahora toda la energĂ­a que pueda. 

Es importante tener en cuenta que en ese proceso, el peso se puede estancar o incluso bajar un poco.

Pero luego pasa algo muy curioso:
“LucĂ­a, ¡come como una lima! No para de pedir comida, ¡no tiene fin!”

Y yo siempre os digo: ¡genial! Su cuerpo, que ha estado en modo ahorro, ahora se activa para recuperar lo perdido. Es como si dijera: “Ya estoy bien, ¡ahora a reponer fuerzas!”

En las gráficas de crecimiento esto se ve como si fuera una escalera 📉: un parón, incluso una caída tras la enfermedad, y después una remontada clara

Lo importante es que esa curva vuelva a subir. Solo nos preocupamos si el peso sigue bajando de forma mantenida en el tiempo y no hay recuperación. En ese momento sí podríamos valorar la existencia de alguna patología que pudiera estar justificando esa ausencia de ganancia o esa pérdida de peso, como puede ser una Alergia a la proteína de leche de vaca como os comentamos en el curso AQUÍ, o en niños más mayores no es raro encontrar estas bajadas mantenidas de peso cuando debutan con una Enfermedad Celíaca, de la que también tenéis una formación extraordinaria AQUÍ

AsĂ­ que mensajes clave para llevar a casa: 

  • Que no salten las alarmas a la primera caĂ­da de peso tras una enfermedad.
  • Observad la evoluciĂłn en el tiempo.
  • Confiad en el cuerpo de vuestros hijos, que es sabio y resiliente.
  • Y si seguĂ­s con dudas o el peso no remonta consultad con vuestro pediatra 

Un abrazo muy fuerte,


Dra. Lucía Galán Bertrand | Pediatra y Escritora

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