Llega el verano y las consultas se llenan de niños con dolor de oídos.
Cada año esperaba con ansia el mes de Julio para salir de mi adorada pero lluviosa Asturias e irme de vacaciones a Benidorm. Fueron unos años memorables, sin embargo el único mal recuerdo que guardo de mis veranos allí, era el pasarme varios días sentada al borde de la piscina sin poder bañarme porque el “simpático” pediatra me lo había prohibido. Eso sí, con un algodón dentro de la oreja. Por cierto, ¿alguien sabe de dónde viene esa costumbre del algodón?
No hay verano sin las consultas llenas de pequeños nadadores con dolor de oídos, sin niños en la salita de espera con la mano cubriendo su oreja. No, no lo hay… No hay verano sin otitis.
La otitis externa también conocida como otitis del nadador o de las piscinas, es una inflamación del conducto auditivo externo causada habitualmente por una infección. No las confundáis con las otitis medias de las que ya hablamos este invierno (Si pinchais sobre la foto podréis repasar los distintos tipos de otitis)
¿Por qué las otitis externas son propias del verano?
Porque en esta época del año abren las piscinas, las playas se llenan de gente y miles de niños se pasan las horas “a remojo” como los garbanzos. Unos más que otros, cierto es: En Asturias el estar a remojo es más bien complicado sino quieres morir por hipotermia, pero en el Mediterráneo es casi imprescindible si lo que no quieres es morir por golpe de calor tumbado en la arena.
Su principal factor desencadenante es la humedad excesiva en el conducto auditivo (mantenida tras el baño en la piscina o en el mar), que favorece la proliferación de gérmenes. Aunque la calidad del agua es importante para la aparición de la otitis, es muy frecuente que las bacterias que se encuentran en el propio oído estén esperando a que se den las condiciones idóneas para favorecer la infección. En este caso, cualquier baño podría motivar la aparición de una otitis externa, aunque el agua se encuentre limpia.
La humedad favorece que la flora habitual del conducto auditivo provoque la infección.
Digamos que en verano todas las condiciones son perfectas para que los bichitos se multipliquen como conejos dentro de nuestro oído y la líen.
Otros factores que la propician son pequeños traumatismos (normalmente producidos por el uso de bastoncitos de limpieza o por algún rascado incorrecto), tener la piel muy seca (eccemas, dermatitis, piel atópica) o la escasez de cera (cerumen).
Por todo ello no hay que obsesionarse con la limpieza de los oídos. No insistáis, por favor. ¡No les saquéis brillo! Los bastoncillos no deberían de existir. La cera es un factor protector para las otitis, una barrera natural. Nunca debemos utilizar bastoncillos, favorecen las infecciones y existe riesgo de dañar, incluso perforar, el tímpano.
Ya sé que os irrita ver la cera salir pero no por ello hay que buscar petróleo con un bastoncillo.
Es suficiente con limpiarles por fuera con la puntita de una toalla.
¿Qué síntomas tienen?
El dolor, que puede ser muy intenso.
No subestiméis a vuestros hijos cuando dicen que les duele un oído; si se quejan es porque les duele de verdad. El dolor se acentúa al tirar o incluso tocar el pabellón auricular. Incluso al cepillarles el pelo y rozar la zona, se quejan. No hay periodo de incubación ni tampoco son contagiosas.
¿Cuál es el tratamiento?
Generalmente con analgésicos y gotas óticas antibióticas (Ciprofloxacino) suele ser suficiente, recalcando siempre a las familias, la necesidad de no sumergir la cabeza en el agua durante los días de tratamiento.
¿Se pueden prevenir?
Las medidas preventivas contra las otitis son sencillas, aunque no eficaces al 100%.
- Limpiar y secar con la punta de una toalla el conducto auditivo tras cada baño, evitando así la humedad.
- Evitar, como ya hemos comentado, el uso de bastoncillos. Esta costumbre tan arraigada en la población, sólo consigue empujar el cerumen y compactarlo hacia el interior del oído, provocando tapones y haciendo aún más dificultosa su extracción. Hay que evitar cualquier instrumento que presione el cerumen y no usar utensilios punzantes, como las uñas, bolígrafos u horquillas, ya que todo ello puede causar heridas, perforaciones e, incluso, una infección.
- Respecto al uso de tapones existe aún bastante controversia al respecto. Diversos autores prefieren el gorro a los tapones ya que estos pueden irritar el conducto auditivo y favorecer las otitis; además los que tenéis hijos sabéis que los tapones son mal tolerados por los niños. Vamos, que les compramos los mejores tapones de la farmacia y les duran lo mismo que un caramelo a la puerta de un colegio.
- Y por último otros autores recomiendan la aplicación de un preparado de Ácido acético al 2% en el conducto auditivo tras el baño ya que la acidificación de la piel del conducto auditivo puede ser beneficiosa para prevenir las otitis.
En cualquier caso, disfruta del verano en familia, tírate a lo “bomba” con tus hijos y si empiezan con dolor de oídos, no esperéis mucho… ¡Al pediatra!
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