Yo no quiero que me quieran mucho, ni eternamente, ni que me prometan imposibles ni futuribles.
Yo no quiero siempres ni nuncas, ni todo o nada.
Yo quiero que me quieran bien, entera y no a trocitos.
Yo quiero que me quieran con mochila y sin ella, con mis luces y mis sombras, cuando brille y cuando me apague.
Yo quiero que me quieran de verdad y de verdad no es perfecto ni de cuento. De verdad no es ahora sí, ahora no hay tiempo. De verdad no es este trocito sí, este lo dejo.
De verdad es REAL, con todo lo que tengo y lo que me falta, lo que me sobra, lo que me hace imperfecta, lo que me delata.
Yo quiero que me quieran entera y no a trocitos, sin pretender cambiarme, sin hacer temblar mis principios, ni mis cimientos.
Yo quiero que me quieran con mi sonrisa y sin ella, con focos y sin ellos, con luz y a oscuras, cuando estoy ahí arriba y cuando caigo. Con los míos, con todos, con lo bueno y lo que asusta. Con miedo, ¿puede? pero con valentía.
Yo quiero que me quieran entera y no a trocitos, con admiración y con respeto, con ternura y con deseo.
Yo quiero que me quieran con todo lo que traigo, con mi presente y mis horas de vuelo, sin escudos, ni lamentos, sin excusas, ni cuentos.
Yo quiero que me quieran entera con mis arrugas y mis canas, con mis cicatrices y mis fantasmas. Yo quiero que me quieran entera, sin fisuras, sin cambiarnos, así, con nuestras heridas y nuestros silencios.
Yo quiero que me quieran entera y no a trocitos…